Desfile crucero 2026 de Dior en Villa Albani Torlonia: en Roma, Maria Grazia Chiuri puso en escena la dimensión cinematográfica de la existencia.
Maria Grazia Chiuri, con la complicidad artística de Matteo Garrone, llevó a escena los fantasmas del cine. El cortometraje dirigido por el cineasta romano —proyectado para conjurar una magia sin filtros en el espacio evocador donde se presentó la colección crucero 2026 de Dior— bastó para transportar al espectador a otro lugar sin desorientarlo. Les Fantômes du cinéma son presencias que habitan una ciudad suspendida en el tiempo, irreal pero persistente, que resiste a la decadencia estructural y al paso de las épocas.
Roma habita los vestidos de una forma impalpable pero material, tangible, voluminosa. Un lugar donde la armonía de los sonidos resuena en el encaje cosido a los corsés, en los velos de tul o de gasa que envuelven prendas estructuradas, en esmoquines que desbordan feminidad y en los terciopelos tornasolados. En Roma, todo parece mantenerse en su sitio gracias a un incomprensible engranaje sobrenatural. Tal vez baste un simple suspiro para que todo se desmorone.
Y es precisamente allí donde mujeres, dandis y diosas, como atraídas por un canto de sirenas, habitan una dimensión onírica, de cuento de hadas, eternamente lejana y, a la vez, profundamente cercana en nuestras imaginaciones. En Villa Albani Torlonia, el último desfile de Dior —concebido como un diálogo entre la alta costura y el prêt-à-porter— no fue solo la síntesis autobiográfica de un instante, sino la narración etérea de un rincón del mundo donde el cine, el teatro, la moda y el arte convergen sin eclipsarse.