Se estima que la primera celebración de fin de año fue en la Mesopotamia del 2000 antes de Cristo, entre los meses de marzo y abril que coinciden con el comienzo de las nuevas cosechas. Para los mesopotámicos, representaba el inicio de la primavera y su primera luna con la celebración del Akitu, donde por doce días se realizaban ceremonias en el templo Esagila, el hogar del dios Marduk.