Cortisol facial alto: que és y cómo se manifiesta
‘Sin cortisol estamos muertos’, dicen muchos expertos. Esta hormona del estrés sobre la que el algoritmo caprichoso de Google y las redes sociales nos sugiere temas constantemente, es necesaria para vivir y funcionar. Digamos que es un mecanismo de supervivencia y defensa. El problema es cuando se dispara de forma desmedida y constante, se rompe el equilibrio y empiezan las consecuencias en forma de aumento de peso, insomnio, alteración del estado de ánimo, problemas digestivos… La lista de consecuencias es tan extensa como la vida misma, pero si nos ceñimos al terreno de la piel, hay también unas cuantas porque cuando se vive en estado de alerta se deja de producir colágeno y elastina, y eso se traduce en una piel menos firme y elástica (entre otras cosas). Precisamente por eso ya se habla de cortisol cutáneo o cortisol facial y es un aspecto que ha explorado con ahínco la experta en bienestar Claudia Di Paolo. “La piel y el cuero cabelludo son órganos vivos, biológicamente activos y emocionalmente reactivos. El cortisol cutáneo es la manifestación del estrés sobre la piel. Es, en esencia, un acelerador del envejecimiento visible y de la inflamación silenciosa que no siempre percibimos, pero que condiciona su vitalidad”, reflexiona.
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Alimentos que suben el cortisol
Sabemos que dormir mal o no hacer ejercicio puede elevar los niveles de esta hormona, pero también podemos incidir en ella a través de la alimentación
Síntomas de cortisol facial alto
Tal y como nos explica la creadora del método Claudia Di Paolo Hair Wellth Spa, cuando este mecanismo de defensa natural se descontrola aparecen ciertos síntomas evidentes que se unen a otro menos evidentes al ojo: la inflamación silenciosa o crónica que afecta degradando el colágeno y acelera los signos de envejecimiento. Pero antes de que esa inflamación se vea, hay otras señales que indican que el cortisol cutáneo está alto:
- Pérdida de hidratación.
- Sensibilidad aumentada.
- Tono apagado.
- Una capacidad de regeneración más lenta.
Microhábitos para reducir el cortisol facial
Es importante recordar que la piel no produce cortisol por sí misma, pero el exceso de esta hormona afecta a la piel y al rostro y esa respuesta cutánea al estrés se denomina cortisol facial. Dicho esto, repasamos con la ayuda de Claudia Di Paolo pequeños hábitos diarios que pueden ayudarnos a devolver a la dermis este estado de equilibrio u homeostasis del que tanto se habla hoy en día:
La regla del 10
El autocuidado puede parecer una palabra demasiado gruesa y un tanto inalcanzable, pero realmente no hacen falta grandes gestos o cantidades de tiempo para empezar a cuidarlo. Por eso la experta habla de buscar pequeños momentos para ello, aunque solo sean 10 minutos. “Son clave para ese equilibrio cuerpo, mente y piel”, dice.
Alimentación antiinflamatoria
Este tipo de alimentación no va a regular el cortisol, pero sí va a modular en cierta medida esa inflamación silenciosa que se deriva del estrés y que desequilibra la piel. Por eso la experta insiste en introducir alimentos ricos en antioxidantes (como el té verde); omega-3 (pescados grasos, nueces y semillas), y evitar azúcares refinados para favorecer una piel más equilibrada.
Respira y medita
Si meditar e intentar estar presente cuesta (no es fácil conseguir ese estado), la experta propone ejercicios de respiración consciente para reducir el estrés y, por tanto, el cortisol. Hay muchas alternativas aunque la más básica para empezar consiste simplemente en respirar profundamente inhalando el aire por la nariz y soltando por la boca y prestar atención a cómo la entrada y salida de aire en nuestro cuerpo afecta al movimiento de las costillas.
Sueño
Ya lo decía Tyra Banks, el sueño es el mejor cosmético. Y lo refrenda Di Paolo: “Dormir bien es el tratamiento más natural y reparador para equilibrar los niveles hormonales y restaurar la piel”. Por eso cuando se duerme mejor se está más tranquila, se come mejor porque se regulan las sensaciones de hambre y saciedad… y eso afecta a la piel.
Cosmética neuroactiva
Hay productos que solo actúan a nivel dérmico (y son maravillosos) y otros que acompañan la fórmula con activos capaces de influir en el sistema nervioso. Es la cosmética neuroactiva, que va al origen del estrés biológico mediante activos y olores para crear un velo sensorial porque “la piel es un órgano neuroreceptivo, con miles de terminaciones nerviosas que influyen en nuestro estado emocional”, puntualiza Di Paolo. De ahí que los cosméticos inspirados en esta neurociencia cutánea, “activen el sistema nervioso parasimpático, promoviendo la relajación emocional y ayudando a reducir la ansiedad y el estrés. Al modular la respuesta cutánea al cortisol, estas mascarillas no solo calman la piel, sino que generan una sensación de alivio y relajación”, concluye la experta.
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