Es uno de los animales mitológicos favoritos de Hollywood. Ese adolescente extraviado profesionalmente y desorientado a nivel personal, incapaz de asimilar que la fama infantil que lo convirtió en una estrella se ha difuminado con la misma velocidad que su aniñado timbre de voz. Con suerte, su círculo más cercano habrá tenido cierta prudencia y los ceros de su cuenta bancaria acolcharán el golpe inevitable de realidad. Otras veces, ni siquiera eso, y apostarán por la evaporación total de su perfil mediático para salvaguardar la malherida salud mental sobrante o por firmar autógrafos a granel en convenciones de fans nostálgicos. ¿Quién sabe? Quizá en 20 años su teléfono vuelva a sonar para protagonizar un reboot. Ahí están los Macaulay Culkin, los Haley Joel Osment, los Ralph Macchio o los Mara Wilson como ejemplos más recientes de un fenómeno que podría sumar ahora una nueva socia. Porque nadie en la meca del cine ha vivido más deprisa que una Millie Bobby Brown que acumula ya una década de trabajo como actriz con apenas 19 años. Ahora que se acerca la despedida del personaje que la ha convertido en una icono global, la Eleven (u Once) de Stranger Things, la actriz británica está haciendo todos los esfuerzos posibles para que su figura trascienda más allá de los sucesos paranormales de la serie de Netflix. Y lo está consiguiendo.
