Cristóbal Balenciaga, ‘el arquitecto de la alta costura’: así fue la trayectoria del genial diseñador español

Es, muy probablemente, el creador de moda más importante que ha dado nuestro país. La fama y el prestigio de Cristóbal Balenciaga como modisto han traspasado todas las fronteras y han calado hondo entre sus colegas de profesión. Según sus propias palabras, “un modisto debe ser arquitecto para los planos, escultor para formas, pintor para el color, músico para la armonía y filósofo en el sentido de la medida”.

¿Cómo se referían a Cristóbal Balenciaga el resto de diseñadores?

Su precisión, manejo de la técnica y perfeccionismo le reportaron grandes halagos por parte de contemporáneos suyos como Christian Dior que lo denominaba ‘el maestro de todos nosotros’, Hubert de Givenchy que se refería a él como ‘el arquitecto de la Alta Costura’ o Coco Chanel, a la que le unía una profunda admiración mutua, que lo calificaba de auténtico couturier. Emanuel Ungaro, junto a otros como André Courrèges, fueron discípulos suyos. Ungaro dijo de él: “Es una persona extraordinaria. Tiene dimensiones poderosas. Es generoso, y muy inteligente y humano”.

¿Dónde nació Cristóbal Balenciaga?

Balenciaga nació en Guetaria, un pueblo pesquero de la costa vasca. Su padre, pescador, murió cuando Cristóbal tenía 11 años. Su madre se hizo cargo de la economía doméstica y se dedicaba a coser para sacar adelante a la familia. Este hecho permitió a Cristóbal, el pequeño de cinco hermanos, familiarizarse con el patronaje y la costura desde una edad muy temprana.

Siendo un adolescente, conoció a la marquesa de Casa Torres, abuela de la Reina Fabiola de Bélgica, la cual se convertiría en su mecenas. Se formó en algunos de los establecimientos más prestigiosos de San Sebastián, a pocos kilómetros de Guetaria. La capital guipuzcoana se convirtió por aquel entonces en un lugar de vacaciones bastante popular entre la monarquía y las clases altas españolas y europeas. Gracias a ello, Balenciaga entró en contacto con determinadas formas y modos de vida a los que no habría tenido acceso de otra forma.

¿Cuándo abre el primer taller Cristóbal Balenciaga?

En 1917 se decidió a abrir su taller, con la ayuda de su hermana y, en relativo poco tiempo fue ganando un prestigio que le reportó clientela procedente de la alta aristocracia y la realeza, y le permitió expandir el negocio creando un segundo taller, Eisa, en honor a su madre, y destinado a una incipiente clase media. En 1924, ante las buenas perspectivas del negocio, abre su primera tienda en Madrid y, justo un año después, se instala en Barcelona.

Su exilio en París

Balenciaga, simpatizante del gobierno de la II República, se exilió a París tras el estallido de la Guerra Civil. En 1937, presentó su primera colección en España y el éxito fue fulminante. Sus creaciones, basadas en la comodidad, la pureza de líneas, la reinterpretación de la tradición española y en el desarrollo de los volúmenes, marcarán la moda entre los años 40 y hasta mayo del 68, cuando la Alta Costura empieza a perder peso en favor del prêt-à-porter. Precisamente ese año decide echar el cierre y volver a España donde muere en 1972.

Según Pedro Mansilla, Balenciaga era tan perfecto “que todavía hoy todo el mundo se pregunta dónde aprendió a coser este hombre ”. Parece que casi todo lo aprendió de su madre. Reacio a aparecer en prensa y a conceder entrevistas, decidió vivir su vida desde el otro lado del objetivo, cediendo todo el protagonismo a sus creaciones y convirtiendo su figura en auténtico enigma. Para él, “es más importante el prestigio que la fama. El prestigio queda, la fama es efímera ”.

¿Cómo era Cristóbal Balenciaga a la hora de trabajar?

Puntual, metódico y alérgico a la frivolidad que rodea al mundo de la moda, en sus talleres reinaba el silencio. “La mujer debe andar de manera natural y no sentirse insegura en su paso”, sentenciaba Balenciaga, que siempre se mantuvo fiel en sus propuestas al tacón bajo, la falda por debajo de la rodilla y la manga tres cuartos. Éstas, sus obras, como las de cualquier otro reconocido artista, forman parte de las colecciones más prestigiosas y se han expuesto en los principales museos del mundo, desde el Metropolitan Museum de Nueva York, a la Fundación de Moda de Tokio o el Museo del Tejido de Lyon. No en vano, en 2011 se inauguró el Museo Cristóbal Balenciaga en Guetaria, su ciudad natal, un espacio de más de 9.000 metros cuadrados en homenaje a uno de los grandes de la moda y el lugar en el que se exhiben la mayor parte de sus fondos, 1.200 piezas concretamente.

Azzedine Alaïa, gran admirador de Balenciaga

El diseñador Azzedine Alaïa fue uno de los grandes coleccionistas de las creaciones de Cristóbal. Muchas de esas prendas se exhibieron al público en la muestra “Alaïa y Balenciaga. Escultores de la forma”, un interesante diálogo entre ambos creadores, con especial atención a las similitudes de su obra, desde las más formales hasta las biográficas. «Balenciaga tenía un conocimiento del oficio, del corte, sabía coser… Era un auténtico creador de moda, capaz de inventar un nuevo volumen, una nueva técnica para las mangas o el cuello. Balenciaga siempre me ha influido. Sin duda es uno de los mejores modistas de todos los tiempos», afirmaba el tunecino.

Un vestido suyo para la posteridad

En otoño de 2024 se desveló los retratos que la fotógrafa norteamericana Annie Leibovitz realizó de los reyes de España por encargo del Banco de España. En la imagen de doña Letizia, la reina, además de la suntuosa capa de gala, lleva un vestido de Cristóbal Balenciaga —un traje de noche datado entre 1948 y 1950— y que es, sin duda, es uno de los elementos más espectaculares de la fotografía. Se trata de un diseño en color negro de tul de seda y fourreau de faya de seda, con escote palabra de honor, drapeado ladeado y una cola de sirena acabada en tul. Perteneció a Maria Junyent i Quinquer, miembro de la burguesía catalana, figurinista y restauradora de arte, que realizó una gran labor en la preservación del patrimonio catalán; y cuyo tío —que ejerció como figura paterna tras la muerte del pintor Sebastià Junyent i Sans—, tenía un estudio cerca de Santa Teresa, donde Balenciaga había abierto una boutique en 1935. El negro del vestido podría ser un símbolo del luto que Balenciaga estaba viviendo, pues su pareja, el arquitecto y decorador Wladzio d’Atainville, acababa de fallecer.

Ver fuente

Farándula y Moda

Entrada siguiente

Cynthia Erivo cree que "es maravilloso" que los fans de 'Wicked' canten durante las proyecciones, aunque otros espectadores puede que no opinen lo mismo...

Sáb Nov 30 , 2024
Comparte en tus redes sociales El tema de cantar o no en una sala de cine va a terminar convirtiéndose en un asunto de estado aún más candente que la pugna entre David Broncano y Pablo Motos. El estreno de ‘Wicked’ ha puesto toda la carne en el asador sobre […]

Puede que te guste