El patrón más democrático, los cuadros de vichy, se cuela entre las tendencias más candentes para esta temporada
Pocas cosas tienen tanto poder evocador como el estampado vichy. Cuadros regulares, bicolores, frescos y ligeros, que remiten un poco al je ne sais quoi francés y que podría llevar en forma de vestido midi Jeanne Damas. Los cuadros de vichy son el tipo de estampado que parece que forma parte de los básicos de verano, pero que ha conseguido atravesar el tiempo, los códigos de vestimenta y las generaciones, con una vigencia que se renueva una y otra vez.
El vichy, también conocido como gingham en inglés, debe su nombre a la localidad francesa donde se produjo masivamente durante el siglo XIX. Aunque originalmente se utilizada para textiles del hogar como mandiles, su gran salto a la fama llegó en 1959, cuando Brigitte Bardot se casó vestida con un traje de cuadros vichy rosa, creado por el diseñador Jacques Esterel. Aquel gesto lo convirtió en un símbolo instantáneo de rebeldía y estilo a partes iguales. Desde entonces, el vichy ha sido reinterpretado por diseñadores, actrices e iconos de estilo hasta el día de hoy que lo han hecho casas como Miu Miu, Ganni o Jacquemus y lo han vuelto a colocar en el centro de las tendencias este verano 2025, esta vez con una lectura que mezcla lo bucólico con lo sensual.
Parte del encanto del vichy reside en su doble significación. Puede ser inocente o provocador, rural o urbano, clásico o transgresor, según cómo lo combines. Un vestido largo de cuadros vichy puede remitir a un picnic en el campo, pero también convertirse en un manifiesto sexy si se le suma una abertura estratégica o unos labios rojos. De ahí que funcione igual de bien en un look de tendencia coquettecore como en uno con unas zapatillas y cazadora de cuero. Estos días el auge de corrientes como el cottagecore, que romantizan la vida rural y lo artesanal, ha devuelto este estampado al primer plano y ya recibe el beneplácito de celebridades como Anya Taylor-Joy u Olivia Rodrigo.
En forma de falda: el ‘look’ de Anya Taylor-Joy
Anya Taylor-Joy apostaba por una falda panelada de cuadros vichy en rojo. El diseño, con vuelo estructurado y largo hasta los tobillos, remitía a los estilismos de los años 50, pero en manos de Anya se aleja por completo de la nostalgia literal para adquirir una nueva lectura más contemporánea.
La actriz se inclina por el cottagecore al contraponer la falda a un top estructurado con pinzas cercano a un diseño de un chaleco en blanco que recuerda a una estampa bucólica propia de una historia de Jane Austen. La mezcla de líneas femeninas, estructura y una paleta de color escasa pero intensa le da al conjunto una energía poderosa que combina clásica pero nada sumisa, dulce pero con carácter.