Para amenizar el texto, Oñoro ha decido incluir en el volumen su propia experiencia de lectura, cómo fue descubrir su obra en la adultez temprana y qué nuevos elementos observa al volver a ella 20 años después. De ahí que ahora entienda mejor hasta qué punto Austen fue una maestra en múltiples campos: de la profundidad psicológica y emocional de la que dotó a sus personajes (especialmente a los femeninos) a la naturalidad en la captación de los diálogos o la introducción del ritmo trepidante que caracteriza sus narraciones, una técnica que se distancia de las populares novelas de su época, de estructura más episódica. “Todo esto, además, se va perfeccionando. La cumbre es Emma, que es perfecta como una gran novela”, sentencia.
Ese ritmo ágil, esencial para asegurar la modernidad de su obra, también ha encontrado un reflejo en esta biografía en la que se incide en la importancia de la figura de Cassandra, hermana mayor y leal confidente de Jane; la grandeza de la Austen ‘miniaturista’, que con escasos detalles muy bien escogidos consigue crear las atmósferas visuales más ricas; su pasión por el teatro, sostenida a lo largo de su vida; e incluso la transformación que vive la moda en la época de la Regencia que, aún epatante y encorsetada, busca una mayor fluidez en las líneas. Tampoco hay que olvidar la infraestructura que le permitió centrarse en la escritura (la soltería, el entorno femenino que la rodeaba) o el creciente éxito literario que experimentó en sus últimos años y la autonomía económica que este empezaba a reportarle.
La escritora y académica Cristina Oñoro.Cortesía de Lumen
La ilustradora Ana Jarén.Cortesía de Lumen
“Negoció por sí misma, viajó sola a Londres, acudía a fiestas y quiso trabajar con John Murray, el editor más importante de la época. ¿Cuál es el problema? Que murió muy joven, con 42 años. Y esto duele especialmente porque en su familia fueron todos muy longevos. Tuvo abuelos que vivieron hasta los 90. ¿Qué habría escrito si esa Jane cada vez más autónoma hubiera vivido otros 40 años? Se nos pone un poco la carne de gallina al pensarlo”, dice Oñoro, aunque concluye con una nota feliz: “Bueno, tenemos sus seis obras maestras y la apasionante vida imaginaria que alumbró cada una de ellas”. Y Jarén sentencia: “Está claro que, de alguna manera, ha marcado nuestras vidas”.