Cynthia Nixon optaba por una pieza de inspiración clásica en tejido satinado que podría ser perfecta para una boda
Sumida en la vorágine de actos celebrados con motivo del estreno de la tercera temporada de And Just Like That, Cynthia Nixon posaba en uno de los photocall de los eventos que han sucedido en París durante los días previos al debut en la pequeña pantalla. La actriz que encarna a Miranda Hobbes en nuestra serie favorita de todos los tiempos, Sexo en Nueva York, optaba por la atemporalidad y la elegancia con un giro casi mitológico a través de su vestido de inspiración clásica.
Más allá de ser un simple look de photocall, la elección de Nixon bien podría pasar como el vestido de novia perfecto para mujeres que celebran el amor desde una nueva perspectiva con experiencia, sin pretensiones y con la seguridad que da el haber vivido lo suficiente como para saber exactamente qué se quiere y cómo se quiere llevarlo puesto. Algo así como la actitud de la Miranda Hobbes que todas deberíamos ser.
La actriz, de 58 años, optaba por un diseño de inspiración helénica confeccionado en tejido satinado que evocaba la caída fluida de las túnicas clásicas. El tono, un marfil nacarado, acariciaba la piel con esa suavidad que solo ciertos textiles y cortes son capaces de hacer. La silueta, ligeramente entallada en la cintura, con escote drapeado y plisados tanto en la falda como en las mangas acampanadas sugería una diosa del Olimpo, pero una diosa moderna, real y absolutamente terrenal. El estilismo en cuestión lo firmaba la casa londinense, A.W.A.K.E. Mode.
El vestido, además de ser perfecto para un evento de las dimensiones del estreno de una de las series más aduladas del panorama, podría ser perfectamente el elegido para una boda tengas la edad que tengas, sea la primera, la segunda o para celebrar el amor en unas bodas de plata o incluso de oro. Del mismo modo, este look nos plantea una pregunta casi inevitable, ¿nos quiere decir algo Cynthia Nixon? ¿Veremos alguna boda en los nuevos capítulos de And Just Like That? Sea cual sea el mensaje, lo que está claro es que su elección de vestuario habla por sí sola. Es una celebración al cuerpo, a los tejidos y al diseño que concuerda coherentemente con su estilo propio. En resumidas cuentas, Nixon optaba por un vestido que bien podría colarse en la carpeta de inspiración nupcial de muchas mujeres que hoy entienden que casarse o simplemente vestirse como una novia no tiene edad, pero sí actitud.