Damiano David se convirtió en una estrella internacional en el momento en que se subió al escenario de Eurovisión. Prueba de todo lo bueno que puede -o podía– traer el certamen si sabes jugar tus cartas. Nadie dijo que el camino fuera fácil y los sinsabores de la fama comenzaron para el artista durante aquella misma velada, cuando se le acusó falsamente de meterse una raya delante de toda la audiencia, algo que negó categóricamente.
El líder de Måneskin lo ha pasado mal en ocasiones para averiguar quién era, y ese es el relato de su primer disco en solitario, ‘FUNNY little FEARS‘. Damiano David se desnuda de verdad y en sentido figurado para terminar revelando que puede ser «muchas versiones de sí mismo a la vez». Que no necesita definirse.
Con esta coartada llena un recinto como el Movistar Arena de Madrid, sin ni un solo guiño a Måneskin. Ya hubiera querido Brandon Flowers cuando lanzó aquellos discos sin los Killers. O Dolores O’Riordan cuando funcionó sin Cranberries. O Liam Gallagher cuando funcionó sin Oasis. Insisto, por si no se entiende: Liam Gallagher, sin Noel, solía actuar en La Riviera, no en el Palacio de los Deportes, y desde luego que terminó tocando canciones de Oasis a mansalva.
El delirio que provoca Damiano David es evidente desde que pisa las tablas. Mientras toda su banda y sus coristas, casi una decena de personas, viste de traje negro, él porta pantalón blanco y camiseta de brilli-brilli. Antes de ‘Cinnamon’, pregunta si nos gusta el rock, pero en general a lo que asistimos es a un concierto de melodías muy poperas, de sonido altísimo aunque algo atolondrado. Un letrero luminoso con las palabras DAMIANO DAVID corona el recinto como si estuviéramos viendo a Elvis, y ahí se acaba la parafernalia y la pirotecnica, aparte de esas grandes pantallas dispuestas para apreciar bien hasta el último detalle de un mapa de tatuajes que ni ‘Prison Break’. Sí, hubo desmayos.

El artista se pasea con cierta dejadez. No hay cuerpo coreográfico, ni movimientos ensayados como los que pudiera tener el Rey del Rock. Tampoco llega a tocar ningún instrumento. El instrumento es él en sí mismo, como cuando se quita algo de ropa, o procede a ponerse y quitarse una camiseta, como metáfora de lo que ha luchado por encajar, dándose cuenta de que la perfección no era exactamente lo que él tenía en la cabeza. Hablo del número para ‘Perfect Life’. Mascando chicle o fingiendo que lo hace, Damiano David tiene ademanes de estrella del rock y al mismo tiempo de ídolo teen, decantando la balanza hacia lo segundo cuando pasa media noche hablando un muy buen español.
Y es que la noche es generosa en guiños al público local. Además de versionar el clásico de Kings of Leon ‘Sex on Fire’, por si las cosas no estuvieran ya «ardiendo» lo suficiente en el recinto, introduce ‘Guantanamera’ explicando cuán talentoso le parece Guitarricadelafuente; y luego canta no otra cosa que ‘Si no estás’ de Íñigo Quintero.
Pero en verdad en cuanto a repertorio, la noticia es cómo el concierto muy rara vez cae en el tedio tirando tan solo de un álbum en el mercado. Damiano David tiene el valor de abrir con uno de sus principales singles, ‘Born with a Broken Heart’, aquel que tanto sonaba a Harry Styles. En ese momento te preguntas cómo sostendría 90 minutos de concierto. Sin embargo, ‘Voices’ suena especialmente agraciada: más incluso ‘Zombie Lady’, el tema en el que al fin escuchamos alto y claro a su corista; y ‘Over’ está también, por ejemplo, entre los momentos más coreados. La gente ha hecho los deberes.
Tras guiños a los 50 como ‘Tangerine’, melodías envolventes como ‘Talk to Me’ y ‘Mars’ dedicada a la pérdida de tiempo que supone para el mundo Elon Musk, el concierto se despide con un bis propiamente dicho de ‘The First Time’ y ‘Naked’. Damiano se ha desnudado para el respetable, y el público responde que le acogerá con los brazos abiertos, sea cual sea su formato.
