DANA en Valencia: dónde encontrar (y cómo ofrecer) apoyo emocional para afrontar una situación sin precedentes

DANA de Valencia, una carrera de fondo

Casi una semana después de la catástrofe que asoló Valencia y otros puntos de Andalucía, Murcia y Castilla-La Mancha, las consecuencias del paso de la DANA continúan siendo inconmensurables. En el aspecto material, serán muchos los meses de trabajo que pasarán hasta recuperar una aparente normalidad en las calles; en el ámbito personal se necesitará mucho más tiempo, esfuerzo, apoyo y comprensión para poder sanar una herida que dejará una cicatriz imborrable en nuestro país. Ante las dimensiones de la catástrofe, los cuantiosos daños materiales se quedan cortos en comparación con el precio incalculable de las vidas perdidas y, sobre el terreno, los profesionales se afanan por acompañar a quienes lo han perdido todo.

En medio del caos, el rayo de esperanza lo encontramos en la colaboración ciudadana que ha plagado de historias personales las redes sociales. En ellas se suceden esperanzadores vídeos de rescates, pero también iniciativas creadas después del paso de la DANA para apoyar emocionalmente a los afectados. Porque son tantos los sentimientos que se acumulan como la necesidad de apoyo, y gestionar el shock inicial y la incertidumbre que le sucede se convierte en un proceso esencial cuando lo que está en juego es la salud mental. En este contexto María Martínez (@caminokaizen), psicóloga valenciana y artífice del taller solidario “Claves para gestionar emocionalmente la incertidumbre y los momentos de crisis” —cuyos beneficios se destinarán íntegramente a los afectados por la DANA a través de Cruz Roja—, nos explica qué podemos hacer para ayudar.

Fundamental: no olvidar la tragedia

“Esto es una carrera de fondo, no solo necesitamos el empujón inicial”, dice la experta. De ahí la necesidad de que la noticia de la DANA no caiga en el olvido cuando el foco mediático ilumine otro suceso. «Si me preguntan cómo apoyar emocionalmente a los damnificados desde fuera de Valencia, sólo diría una cosa: no olvidándonos. Ocurre una cosa con las crisis, y es que nos volcamos muchísimo desde el principio —ya ves la cantidad de voluntarios que hay cada día preparados a las 7 de la mañana, más de 15 mil personas dispuestas a todo, sin dormir y sin descansar—. Las redes sociales están llenas de apoyo, de comentarios, de disposición a ayudar. Es maravilloso. Lo que ocurre es que también es estrés, desgasta. No se puede sostener porque ni la mente ni el cuerpo lo aguantan, así que lo que hay que hacer es buscar la forma de seguir ahí sin dejarnos la vida. Sino, nuestro cuerpo nos frenará de golpe y nos olvidaremos, porque no lo podremos soportar más. Hay que seguir en una especie de ‘velocidad de crucero’ y sin perder el rumbo”.

Es lo principal y está en nuestra mano. Los valencianos, así como los afectados de otras comunidades autónomas limítrofes, necesitan sentirse acompañados en un proceso que previsiblemente será largo. «Así que mi planteamiento desde aquí para todos los que estáis fuera (porque para nosotros que lo estamos viviendo, la impronta dura más), es que toméis la decisión firme de no olvidar lo que está ocurriendo y que busquéis la manera de ayudar de forma sostenida, sin que eso sea una carga. A veces, simplemente con compartir en stories una vez cada dos días alguna noticia o comentario que lleve la atención hacia aquí, es suficiente. Porque lo que no aparece en las redes, no existe».

Las redes sociales, un poderoso arma de doble filo

Ante una situación como esta la experta recomienda restringir el tiempo en redes sociales, y respetar esa limitación. «Buscar lugares en los que se ayude y no en los que se centren en las críticas o en buscar culpables; esos son los que enganchan emocionalmente porque llevan asociada esa carga de ‘opinión’, de ‘juicio’”, aconseja, y prosigue: “Cuanto más lees sobre algo, más emociones y pensamientos generas al respecto y más estímulos similares buscas para seguir alimentando lo que ya está dando vueltas a tu cabeza y en tu cuerpo. Así que necesitamos autoregularnos, ponernos nuestros propios límites desde la calma y en momentos de equilibrio emocional, porque si no, después será más difícil desconectar. Además, mirar mucho de algo (de un tipo de información o noticia) hace que crees un falso efecto generalizador que te haga pensar que todo es igual. Por lo que si lo que haces es ver noticias catastróficas, la realidad emocional que tú vivas será como si todo lo que hay a tu alrededor fuera así. Sacarás conclusiones falsas que te llevarán al pánico, a la tristeza, a la impotencia, a la rabia, y a todo un abanico de sensaciones que te impedirán actuar, moverte, ayudar o salir adelante”.

Gestionar el estado de shock y la incertidumbre

Ahora hay cosas que hacer, y eso mantiene la mente ocupada. Se puede actuar, limpiar, buscar ayuda, reconstruirse… Cuando se pueden hacer cosas el malestar se amortigua porque la mente tiene una dirección, pero cuando ya no hay nada que hacer, cuando toca esperar, es cuando el miedo se hace más grande. «El shock está ahí, lo inesperado, lo que jamás se te hubiera pasado por la cabeza que podía ocurrir. En estas situaciones lo mejor que podemos hacer es llamar a algún ser querido, llorar, compartir el dolor. Siempre que haya un shock, ha de haber un canal para desbloquear esa parálisis. Y después la acción, preguntarte: ¿qué puedo hacer con lo que depende de mí? Y actuar. Sabemos en el fondo que todo puede desaparecer en un minuto, pero no somos conscientes de ello hasta que ocurre algo así. Entonces es cuando más hay que devolver la mirada al interior para encontrar la seguridad que ya no existe fuera, y por supuesto una red de apoyo, aunque sea virtual, es fundamental para volver a generar anclajes de seguridad. Y siempre, para que la mente no se pierda en la oscuridad de un futuro incierto o de un presente que “no tendría que haber ocurrido”, es necesario centrarse en qué es lo que puedes hacer con lo que hay, con lo que sí existe, y ponerte en marcha con ello por poco que creas que es. La reconstrucción empieza paso a paso, y hay que dar el primero”.

Las fases del duelo y la importancia de la despedida

«Las 5 fases del duelo de la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross son la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación. Son aplicables a todo tipo de pérdida, y pueden durar hasta 18 meses —aunque a veces las bloqueamos porque no somos capaces de gestionar la intensidad emocional que nos producen—. En el caso de una catástrofe como la que estamos viviendo en Valencia el duelo se deja apartado por una cuestión de supervivencia; mientras se siga en estrés y luchando por la vida de alguna forma, la mente bloquea el proceso». Es lógico pensar que, entonces, la necesidad de apoyo emocional más fuerte será después de ese ‘modo supervivencia’, cuando ya haya agua, electricidad, cuando haya un techo, alimento disponible… “Ahí vendrá la bajada emocional. Después de haber estado con el cortisol como motor se empezará a tomar conciencia de la realidad, de lo perdido, de lo que se podría hacer hecho, del futuro… Y será una avalancha de sentimientos. Pero no nos engañemos, ahora el estado emocional impide tomar tierra y falta mucho tiempo hasta que eso se haga. Para ello habrá actos simbólicos, individuales y multitudinarios, que contribuirán a cerrar esos círculos y, a nivel particular, hacer actos simbólicos o algún ritual de últimas palabras también ayuda a soltar y a continuar. Pero aún falta, no es el momento. Ahora es momento de seguir para llegar a algún tipo de normalidad. Entonces empezaremos el duelo».

Atención psicológica

  • Psicólogas y Psicólogos Sin Fronteras ha habilitado una línea gratuita para todas las personas afectadas por la catástrofe (960 450 230).
  • A su vez, varias aseguradoras han implementado líneas de ayuda psicológica: Mutua Madrileña (91 503 64 15), Mapfre (918 366 279), Allianz (900 101 92), AXA (900 901 282), Generali (900 300 600), Reale (900 455 900), Occidente (900 110 200), Abanca Seguros (900 815 140) y Zurich (900 104 936).
  • Paz y Desarrollo, en colaboración con el Centro Bientratarte, ofrecen apoyo y orientación psicológica a todas las personas afectadas por la DANA. Teléfono: 641664223.
  • Grupo ASV y la Fundación Salud y Persona se ha unido para ofrecer ayuda psicológica gratuita a través de un teléfono activo las 24 horas del día: 900 670 220.
  • El Colegio de Oficial de Psicología de la Comunitat Valenciana ha publicado también una infografía con distintas pautas a seguir tras la Dana de Valencia.

Teléfonos de emergencia

  • Teléfono para la atención a los familiares de personas desaparecidas: 900 365 112 (solo llamadas para ofrecer información sobre familiares a los que esté siendo imposible contactar).
  • Para los familiares de personas desaparecidas de Letur también se ha habilitado este contacto: 622 283 941.
  • Para cualquier tipo de emergencias, más allá de desaparecidos, el teléfono correspondiente es: 112.



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