De la huida al oro al vértigo alcista: la Bolsa ignora las alertas y busca nuevos récords | Mercados Financieros

Nada hacía prever el optimismo actual en abril, cuando los inversores huían de las acciones y buscaban refugio en el oro y otros puertos seguros, como Suiza. Desde entonces, la tregua comercial, los acuerdos de EE UU con la UE y Japón, la temporada de resultados y, sobre todo, las expectativas de rebaja de tipos por parte de la Reserva Federal han impulsado un rally que parece imparable. Después de firmar su mejor semestre en 27 años, el Ibex 35 ha seguido derribando resistencias. Con un avance del 1,24%, el selectivo español coronó los 15.200 puntos, máximos de 2007. En las dos primeras semanas de agosto la Bolsa española avanza ya un 5,6% mientras el S&P 500 y el Nasdaq siguen marcando récords semana a semana.

Evolución del S&P 500

Los inversores, aparentemente ajenos a los riesgos de la guerra comercial, se concentran en sectores concretos: la banca en España y la inteligencia artificial en EE UU. “Parte de este optimismo puede deberse al miedo a quedarse fuera (FOMO). Cuando los grandes bancos de inversión y analistas elevan sus objetivos, influyen en el sentimiento y se genera un ciclo en el que el optimismo alimenta más optimismo, incluso sin un catalizador fundamental claro”, advierte Antonio Castelo, analista de iBroker.

El mercado se ha acostumbrado a convivir con el ruido de la guerra arancelaria y confía en que las amenazas de la Casa Blanca, la febril actividad de Donald Trump y las idas y vueltas de sus políticas sean solo una herramienta de presión. Aunque en las primeras semanas de abril el mercado puso en precio una brusca desaceleración de EE UU, los analistas de UBS no ven una congelación de su economía ni creen que exista un riesgo de burbuja entre las grandes tecnológicas, por más que el banco de inversión admita en un reciente informe que casi todos sus clientes preguntan por este temido vocablo. A diferencia de lo ocurrido hace 25 años, las valoraciones de los Siete Magníficos están sostenidas por los resultados.

Con un avance de más del 31% en lo que va de año, el Ibex se encamina a su mejor ejercicio desde 2006 y ha agotado casi todo el recorrido previsto por las casas de análisis. Renta 4, una de las más optimistas, fija como precio objetivo los 15.375 puntos, mientras que el consenso de Bloomberg lo sitúa en 15.556,67. Es decir, desde los niveles actuales implica un potencial de apenas el 2%. Aunque consiguiera alcanzar estas cotas, el Ibex 35 seguiría sin recuperar los máximos de 15.945,7 puntos que registró en noviembre de 2007, antes de que el estallido de la burbuja inmobiliaria provocara la caída de Lehman Brothers e hiciera temblar los cimientos del sector financiero.

En aquel entonces, Telefónica lideraba el índice con más de 109.700 millones de capitalización; hoy, su valor bursátil es de 27.040 millones. Quienes sí han superado sus cifras de hace 18 años son Santander y BBVA. La entidad presidida por Ana Botín ha supera los 102.000 millones, frente a los 93.800 millones de 2007, mientras que BBVA capitaliza 94.370 millones, muy por encima de los 62.100 millones de entonces.

El tirón de los bancos ha sido el gran motor del Ibex en lo que va de año. La escalada de tipos del BCE impulsó sus cuentas y su cotización, y ahora, con tasas más moderadas, el aumento de comisiones y del crédito les ha permitido encadenar su cuarto ejercicio consecutivo de beneficios récord. Los buenos resultados, la política de remuneración al accionista y la revisión al alza de las previsiones en las últimas semanas han ayudado a los bancos a seguir subiendo en Bolsa. “Mientras la banca lo siga haciendo bien, será difícil ver una corrección fuerte del Ibex”, resume Nuria Álvarez, analista de Renta 4.

Pero no todo es viento de cola. Manuel Pinto, analista de mercados, advierte que los próximos meses pueden ser más desafiantes. En un escenario de tipos más bajos, los márgenes tienden a estrecharse: las entidades ingresan menos por sus préstamos y, al mismo tiempo, crece la competencia. A las valoraciones exigentes se suma, según Deutsche Bank, el riesgo de una mayor presión competitiva. “A diferencia de trimestres anteriores, cuando la gran preocupación era la guerra por los depósitos —que finalmente no se produjo—, el foco se ha desplazado ahora a las hipotecas”, subrayan.

Para que el Ibex 35 prolongue la fiesta, Pinto considera necesario que se disipen los riesgos en torno a la política comercial y al crecimiento, y que otros sectores tomen el relevo. Si la volatilidad repunta, las compañías de perfil defensivo, como las utilities, ganan atractivo. “La subida del euro, sus altos dividendos y el creciente optimismo sobre la inteligencia artificial —que aumenta la demanda de energía para abastecer los centros de datos— son factores que podrían impulsar la cotización de firmas como Iberdrola o Solaria”, destaca.

Wall Street lo apuesta todo a la Fed

Las valoraciones de vértigo no son exclusivas de la Bolsa española. Al otro lado del Atlántico, la campaña de resultados, el tirón de todo lo que lleva el apellido de inteligencia artificial y, en las últimas horas, las expectativas de un recorte de tipos han acelerado las subidas en Wall Street con el S&P y el Nasdaq revalidando máximos sesión a sesión, mientras el índice de las pequeñas cotizas, el Russell 2000 rebota más de un 30% desde los mínimos registrados el pasado abril.

El consenso admite que los aranceles y la confusa política económica de la Casa Blanca están enfriando el consumo, pero los inversores han depositado su confianza en el recorte de las tasas y en las cuentas de las grandes tecnológicas. Según cálculos de Deutsche Bank —y a la espera de que Nvidia publique sus cifras a finales de agosto—, los gigantes tecnológicos han aportado el 90% del aumento total de las ganancias del S&P 500.

Tras el débil dato de empleo de julio y, sobre todo, las revisiones a la baja de meses anteriores, los inversores creen ahora que la Fed priorizará el empleo sobre los precios. A diferencia del BCE, cuyo mandato exclusivo es garantizar la estabilidad de precios, la institución estadounidense debe equilibrar una inflación en torno al 2% con un mercado laboral robusto.

“No creo que el mercado esté siendo racional ahora mismo, pero hoy por hoy es muy caro ser bajista”, señala Bernard Ahkong, jefe de estrategia global de UBS, en una entrevista con Bloomberg TV. La confianza compradora ha llevado a muchas firmas de análisis a rectificar al alza sus previsiones. Citi ha sido la última en hacerlo. Scott Chronert, estratega de renta variable en el banco estadounidense, ve al S&P 500 en los 6.600 puntos frente a los 6.300 anteriores. Desde los niveles actuales supondría otorgarle un potencial del 2%.

Más optimistas aún son Michael Wilson, analista de Morgan Stanley, y Christopher Harvey, exestratega de Wells Fargo Securities que proyectan 6.500 y 7.007 puntos, respectivamente, para final de año. Ambos mantuvieron sus previsiones intactas incluso en abril, cuando el temor a la recesión precipitó las ventas y muchos gestores recortaron sus proyecciones. “Seguimos esperando que la inflación derivada de los aranceles se modere a final de año, allanando el camino para un ciclo relevante de rebajas de tipos. Esto respalda nuestra visión constructiva a largo plazo sobre la renta variable estadounidense”, explicaba Wilson esta semana en una carta a clientes.

Con el mercado estadounidense tomando un nuevo impulso, la última encuesta de gestores de Bank of America revela que las exigentes valoraciones de la Bolsa europea combinado con que el todavía débil crecimiento de Europa y el auge de la IA han frenado la salida de fondos de la renta variable de EE UU.

Pero antes de que los deseos se conviertan en realidad, las plazas bursátiles deberán superar varias pruebas: la guerra en Ucrania, las próximas reuniones de los bancos centrales, la desaceleración de la economía estadounidense, la elevada concentración del mercado —Microsoft y Nvidia explican la mitad de la subida anual del S&P 500— y las tensiones en el mercado de deuda son solo algunas de ellas.

En definitiva, el optimismo que ha llevado a Wall Street y al Ibex a rozar máximos se enfrenta ahora a un examen decisivo. El mercado ha decidido mirar hacia el recorte de tipos y el músculo de las grandes tecnológicas, pero la realidad impondrá su propio calendario: cualquier tropiezo en resultados, un giro inesperado de los bancos centrales o un repunte de la tensión geopolítica podría devolver la volatilidad al centro del escenario. Hasta entonces, la fiesta sigue… aunque con la puerta de salida siempre a la vista.

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Vie Ago 15 , 2025
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