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En Alemania gustan muchos las fresas. El país es hoy el mayor consumidor a nivel europeo y tiene un potente mercado doméstico, principalmente impusado por Karls, empresa que comenzó su andadura allá por 1921 cuando un joven Karl Dahl viajaba de un pueblo de Mecklemburgo a la ciudad de Rostock para vender frutas y verduras.
Esta devoción va más allá de la propia fruta, eso sí. En los noventa, Robert Dahl, nieto del fundador de la empresa, viendo el imperio que había creado su abuelo y siguiendo la popularidad de iniciativas como Europa Park se le ocurrió una oportunidad para introducirse en el mundo de los parques temáticos. Nacieron así los parques de Karls, más de 300 experiencias en siete localizaciones que empezaron apropiadamente en Rostock pero se expandieron por todo el país.


Uno de los más populares es el de Berlín. Llamado Karls Erlebnis-Dorf Elstal y situado a una hora de la capital en el lugar de la vieja villa olímpica, es un parque europeo pintoresco y diferente. Tiene un look agrícola y austero. Está centrado en el ocio familiar, por lo que no hay aquí grandes experiencias de adrenalina, pero sí atracciones de todo tipo que incluyen una gran montaña rusa.
La temática de la fresa está previsiblemente en todas partes, desde las simpáticas mascotas hasta la decoración de las atracciones. Para añadir algo de variedad, otras atracciones están inspiradas en patatas o incluso en un kebab. El parque también cuenta con otros espacios tematizados de interés, como la exposición de figuras de hielo más grande de Alemania.
El as bajo la manga es su entrada gratuita. Los visitantes solo tienen que pagar una tarifa en aquellas atracciones que quieran montarse, pero desde el parque están contentos con los visitantes que simplemente se paseen por el lugar. Seguramente no lo hagan, eso sí. El sitio cuenta con su propio mercado de fresas, que pueden consumirse bien como tal o en otros postres como batidos o tartas.
Imágenes: Karls Erlebnis-Dorf