Los bancos siguen explotando la guerra del ahorro. En los últimos meses, algunas entidades han lanzado depósitos exprés, con una duración de apenas un mes y tipos de interés que llegan hasta el 4% TAE, muy por encima de lo que se paga en plazos más largos como seis o doce meses. Pero, ¿realmente compensan?
Aunque la rentabilidad parezca elevada para lo que ofrece el mercado, el atractivo se empieza a desvanecer cuando se pasa a la calculadora. Por poner un ejemplo práctico, Banco Big comercializa un depósito a un mes al 4% TAE, con una inversión mínima de 5.000 euros y un máximo de 50.000. Una cifra llamativa. Pero la clave es que ese tipo de interés es anualizado y como solo paga durante un mes, la rentabilidad real es del 0,33%. En la práctica, un cliente que invierta 10.000 euros recibirá 33,3 euros brutos en intereses, que se reducen a unos 27 euros tras aplicar la correspondiente la retención fiscal del 19%.
MyInvestor, que ha apostado fuerte por este tipo de productos exprés, ofrece actualmente un depósito a un mes al 2,5% TAE siempre que el cliente tenga contratada una cartera automatizada con al menos 3.000 euros. Si no se cumple ese requisito, el tipo baja al 2,1%. Traducido en cifras, para un cliente que deposite 10.000 euros, los intereses serían de 20,8 euros brutos, que se quedarían en apenas 17 euros después de pagar los impuestos.
Para entender el funcionamiento de estos productos, la clave está en la TAE (Tasa Anual Equivalente), un indicador diseñado para comparar productos financieros y conocer su precio real. Sin embargo, es una tasa que hace referencia a un año, y en plazos tan cortos como un mes, el cliente no va a percibir la cifra anualizada, sino solo la parte correspondiente al mes contratado.
En ese sentido, los depósitos exprés tienen más de reclamo que de herramienta de ahorro o rentabilidad. Su ventaja es que pueden ser útiles para quienes saben que necesitarán el dinero en breve, pero durante ese mes pueden colocarlo en el depósito para generar unos pequeños intereses. Pero no resultan convenientes a medio plazo, ni siquiera renovándolos cada mes, porque la retención fiscal en cada renovación merma la ganancia y elimina el posible efecto del interés compuesto.
Los depósitos son uno de los productos de ahorro predilectos por los españoles, porque se trata de vehículos sencillos y de bajo riesgo. Habitualmente ganan atractivo cuando los tipos de interés que establece el Banco Central Europeo (BCE) están en niveles altos. En julio de 2022, el supervisor bancario inició una escalada de los tipos que llevó al precio del dinero desde el 0% hasta el 4% para tratar de frenar la elevada inflación. En ese momento, los bancos sacaron de nuevo a los escaparates ofertas de depósitos y cuentas remuneradas que alcanzaron esa cifra del 4%.
Pero una vez que los precios estuvieron controlados, el BCE comenzó a mediados de 2024 una desescalada de los tipos que ha llevado a las tasas a situarse actualmente en el 2% actual. Habitualmente las ofertas de depósitos se mueven al son de la política monetaria. Y una vez que el supervisor comenzó a aplicar recortes, los bancos fueron actualizando a la baja los intereses que pagan por el ahorro más conservador. Y de hecho, muchas entidades retiraron las ofertas.
Actualmente, los depósitos que más pagan a 12 meses se encuentran en el entorno del 2% TAE. Deutsche Bank es la excepción. La entidad de origen alemán ofrece un depósito al 2,75% con un importe mínimo de 50.000 euros. MyInvestor paga el 2% contratando una cartera automatizada con un mínimo de 150 euros. Pibank también paga el 2%, sin importe mínimo ni máximo. Y el banco italiano BFF ofrece el 1,76% TAE a un año.
A seis meses, Banco Big ofrece un 2,5% para los nuevos clientes. Banca March remunera con el 2,11% TAE a partir de 10.000 euros. Openbank y Cetelem ofrecen el 2%. Y EBN Banco el 1,75% a partir de 10.000 euros. En el corto plazo, la rentabilidad de los depósitos se mantendrá previsiblemente a la baja.