Descansar en vacaciones: las recomendaciones de una experta
Descansar es mucho más que reposar el cuerpo: también es poner en pausa la inercia de nuestra mente. De nada sirve estar al tumbada al borde del mar si pasas el tiempo respondiendo correos de trabajo, pero en ocasiones el FOMO laboral es más fuerte que la necesidad de descansar. A veces, el estrés que nos acompaña tiene otro origen, pero el efecto es similar: nos impide descansar en vacaciones de verdad. Porque de nada sirve para si no somos capaces de diferenciar entre desacelerar y descansar.
Lourdes Ramón, psicóloga y orientadora de Palasiet Wellness Clinic & Thalasso (Benicàssim), lo tiene claro: “Descansar es un acto físico, desacelerar es un proceso emocional y corporal más profundo”. Y no, no se trata de una experiencia mística exclusiva de unos poco privilegiados que logran manipular su mente tras años de meditación. Es un cambio de ritmo —y de mirada— al alcance de cualquiera que esté dispuesto a frenar, aunque el mundo siga corriendo.
“Implica decir ‘voy a parar y asumo las consecuencias’ a un mundo que está inmerso en la rueda del hacer. La parada es fértil y te permite tomar otras decisiones sobre cómo o desde dónde quieres vivir”, defiende Lourdes Ramón. He aquí tres pautas para conseguirlo:
#1. Reconecta con la naturaleza
Si la idea de parar te produce ansiedad, culpa o esa sensación de que ‘no estás haciendo lo suficiente’, no eres la única. Por eso, Ramón recomienda empezar por un gesto tan simple como reconectar con la naturaleza (una de las formas de bajar el cortisol por las mañanas). “Allí, el contraste es evidente: el ritmo de nuestra mente no es el ritmo natural de la vida. Escúchate y verás que empiezan a ocurrir pequeños cambios… ¿a qué son quieres bailar?”, propone esta experta.
#2. Conecta contigo misma en tu día a día
La desaceleración no empieza con un billete de avión, sino con gestos cotidianos: “Podemos empezar con cosas simples, como observar nuestra respiración (y convertirla en diafragmática), caminar más lento, comer sin distracciones (por ejemplo, poner el móvil en modo avión 30 minutos) o poner límites con amabilidad y asertividad, pero con firmeza”. Son anclas que nos traen al presente y nos enseñan a ‘habitar el cuerpo’ sin juicio, sin ‘machacarnos’. Y si no eres capaz de hacerlo por ti misma, puedes acudir a Clínica Palasiet: ofrecen un espacio donde estando sola te vas a sentir acompañada y muy bien guiada. Se trata de un lugar único donde aprender a parar y a mejorar tu bienestar físico, mental y emocional.
#3. Aprende a tolerar la incomodidad
Bajar el ritmo a veces incomoda. Puede traer ansiedad o culpa. Pero, según la experta, atravesar esa incomodidad con compasión hacia una misma es lo que abre la puerta a una nueva forma de vivir: “Cuando cultivamos el silencio interno, pueden emerger la culpa, la ansiedad… Pero cuando aprendemos a sostenernos en esta incomodidad, sin juicio, con una mirada compasiva y amorosa hacia nosotras mismas (es la que más cuesta), se despliega una nueva forma de vincularnos con nosotras y con el mundo, mucho más suave, respetuosa, sabia y humana, donde realmente podemos ser quienes realmente somos, desplegar todo nuestro potencial y vivir así de forma más armónica y coherente.”
Así que estas vacaciones, antes de llenar la agenda con planes, quizá el verdadero lujo sea no hacer nada… y sentirlo todo.
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