El hábito para reducir el estrés y mejorar las relaciones con tus compañeros
Estamos a mitad de semana y toca revisión de proyecto con el resto del equipo. A medida que avanza la reunión se van poniendo en común opiniones que se debaten, se detectan los aspectos a mejorar y se vislumbran cuáles son las oportunidades de mejora. Hasta ahí todo bien. Sin embargo, cuando termina el encuentro y cada uno vuelve a sus tareas piensas que, de nuevo, no te has sentido con la seguridad suficiente como para mostrar tu desacuerdo con algunas opiniones o exponer otras opciones que creías mejores. Y la pena es que estás convencida de que tus aportaciones enriquecerían el desarrollo del proyecto y las relaciones. Esta incapacidad, que no es en absoluto nueva, te desconcierta y crea una sensación desagradable que te hace sentir menos capaz que los demás. ¿Por qué ocurre esto? ¿Qué puedo hacer para perder el miedo, exponer opiniones, decir ‘no’ y crear algún hábito para reducir el estrés?
Según Laura Palomares, psicóloga y directora de Avance Psicólogos, la deseabilidad social, el miedo al rechazo y la búsqueda de aprobación suelen estar detrás del miedo a poner límites o a decir ‘no’ a los demás. Siendo, posiblemente, el lugar de trabajo donde más necesidad de aprobación buscamos y donde el miedo a no cumplir las expectativas o decepcionar sea mayor. Por eso es imprescindible practicar la asertividad, que no es otra cosa que la capacidad de expresar una opinión, derecho, necesidad o poner límites sin agredir, de manera amable aunque firme. Como afirman en este artículo del Centro de Estudios de Psicología, su práctica será un pilar básico para nuestra autoestima porque nos permitirá comunicarnos de forma efectiva, poniendo en valor nuestros derechos y opiniones.
Y es que es importantísimo abandonar la idea de que estamos siendo los malos de la película o que nos van a dar la espalda por mostrarnos contrarios a los que diga la mayoría, “normalmente esto no va a generar desconfianza o decepción en el otro, sino muy al contrario, la sensación de transparencia, respeto y credibilidad. Esto es muy importante para mejorar nuestra autoestima –nos sentimos capaces y aptos– y, en consecuencia, para mantener relaciones sanas con quienes nos rodean”, aclara Laura. También lo será para reducir el estrés, ya que abandonaremos la frustración y podremos enfocar nuestra energía en lo que verdaderamente deseamos. Y Palomares nos recuerda: “No siempre podemos ajustarnos a lo que el otro espera de nosotros, y eso no es malo sino natural. En el vínculo y la relación, es importante encontrar el equilibrio entre las necesidades de los demás y las propias”.
A ser asertivo se aprende
Esa persona que tanto admiras por la facilidad con la que muestra y defiende sus opiniones frente al resto, también ha tenido que aprender a hacerlo. Porque, aunque algunos puedan tener más arraigado ese sentimento de aceptación social que otros, nadie nace con la asertividad instalada de serie. Como punto de partida, conviene identificar cuáles están siendo las necesidades y las demandas del otro y hasta qué punto se corresponden con las nuestras, o no. A partir de ahí podremos valorar si hay un punto de encuentro intermedio o si es necesario poner un límite más claro al no corresponderse en absoluto con nuestras necesidades, valores, opiniones, etc.
Laura cree que nos puede ayudar practicar lo que ella llama el 1, 2, 3, 4 de la asertividad: