Deshincharse tras las vacaciones: cómo afecta el cambio de hábitos durante el verano
El verano y las vacaciones son (y así debe ser) sinónimo de relajación, despreocupación, flexibilidad y praxis que se salen de la rutina. Un cambio de hábitos en toda regla, más que necesario –siempre alabaremos las bondades del dolce far niente– que conlleva, además de felicidad, cierta hinchazón corporal. No, no hablamos de kilos de más (que también puede ser), sino simplemente de tripa hinchada y cierta pesadez corporal. Tal y como nos contó hace tiempo la nutricionista Cristina Troncoso, “en vacaciones tendemos a descuidar más nuestros hábitos alimenticios y consumimos productos que pueden causar más inflamación, como bebidas alcohólicas, alimentos con alta cantidad de grasas saturadas y cereales refinados. Además, todos estos productos tienen poca cantidad de fibra y de nutrientes, por lo que solemos hacer excesos en las comidas sin darnos cuenta”. Si a eso sumamos la vasodilatación que provoca el calor que ralentiza la circulación sanguínea y ocasiona la acumulación de líquidos y la posible falta de movimiento que pueden implicar las vacaciones, sentirse más hinchada de lo normal tras el verano es habitual.
Lo que de verdad me funciona a mis 42 años
La hinchazón corporal ha formado parte de mi vida casi siempre, pero en los últimos años, en los que los cambios hormonales –tengo 42 y empiezo la perimenopausia–; el estrés –el cortisol también influye en la inflamación corporal–, y el sedentarismo de la vida adulta y de los trabajos que implican demasiadas horas frente al ordenador, se ha acentuado. Y eso ha hecho que haya experimentado con prácticamente todas las recomendaciones de expertos sobre las que he escrito y haya creado mi particular hoja de ruta con las prácticas que (de verdad) me funcionan. No existen los milagros ni las vías rápidas para conseguir resultados ipso facto, pero hay ciertos hábitos que ayudan a recuperar la normalidad.
#1. Tomar piña después de cenar
No me refiero a cenar solo piña, sino a incorporarla como postre en la cena (generalmente proteica cuando se trata de saciar y activar el metabolismo). Además del sabor dulce que me sirve de cierre para sentirme saciada y tranquila (su contenido en magnesio favorece la relajación), me ayuda a combatir en cierta medida la retención de líquidos. Y no solo por el efecto drenante que siempre se le atribuye, sino por la presencia de una enzima antiinflamatoria, la bromelina, que ayuda a facilitar las digestiones. Así nos lo explicó hace tiempo la doctora Paula Landi, que aseguraba, incluso, que para casos más llamativos de retención de líquidos, la cantidad que contiene la piña de esta enzima no es suficiente y se podría valorar tomar suplementos con este activo.
#2. Dejar una botella de agua en mi mesilla de noche para beber (bastante) agua por la mañana
He escrito mucho sobre las bondades de beber a primera hora del día una parte importante de la cantidad diaria de agua recomendada porque, tal y como explica la psiconutricionista Itziar Digón, ayuda a activar los mecanismos de drenaje del cuerpo. Sin embargo, al volver de vacaciones, y dado que no siempre veo la manera de hacerlo recién levantada, recuerdo las sabias palabras de Cameron Diaz, que contó que dejaba una botella de agua preparada en su mesilla de noche para beber al levantarse.
#3. Elevar las piernas durante 15 minutos
Es una de las recomendaciones que me daban durante mis embarazos, en los que tenía problemas de circulación y varices. Y es algo que intento poner en práctica cuando me siento especialmente hinchada y con las piernas pesadas. Se trata de tener las piernas elevadas –suelo tumbarme en la cama y levantarlas pegándolas en el cabecero– para mejorar el retorno venoso. “Cuando estés descansando –o en cualquier momento que estés quieto durante un periodo más o menos largo de tiempo– lo ideal es poner las piernas en alto para reducir la presión en la venas, mejorando la circulación. Igualmente, mantener las piernas elevadas durante unos 15-20 minutos ayuda a reducir la retención de líquidos, generando una sensación de descanso en la zona, y contribuye a la prevención de varices”, explica Sergio García Herrero, fisioterapeuta y director de formación de Hyperice, marca de tecnología y bienestar. Otra alternativa es dormir con las piernas ligeramente elevadas, colocando una almohada entre las rodillas y los tobillos para que el tren inferior tenga esa ligera inclinación.
#4. Sopas de verduras con quinoa para cenar (y caldos y gazpacho antes de las comidas)
Incrementar el consumo de líquidos es fundamental para mejorar el drenaje y evitar la retención de líquidos. Y aunque hay muchas maneras de hacerlo, me funciona especialmente bien tomar un vaso de gazpacho antes de comer (además, dicen los expertos que es el mejor nutricosmético) y tomar un par de días a la semana una sopa de verduras con quinoa o huevo duro. ¿Alguna idea de receta? La sopa antiinflamatoria que nos recomendó la nutricionista Itziar Digón a base de apio, hinojo, puerro, col morada, calabacín, ajo, cebolla, tomate y brócoli, con un toque de cúrcuma.