¿Desordenada en el trabajo? Estos pequeños cambios generarán grandes resultados

2. El orden como antídoto contra el estrés

“El desorden siempre nos genera una sensación de caos y de no control, aumenta el estrés y, en ocasiones, la angustia o ansiedad”, advierte Travieso. Ese malestar constante, aunque sutil, puede manifestarse en irritabilidad y falta de motivación, minando tu productividad día tras día. Además, el acto de ordenar puede ser en sí mismo una forma de mindfulness, proporcionando un momento de pausa y reflexión en medio de un día ajetreado.

3. Concentración sin interrupciones

Con menos distracciones visuales, tu mente puede sumergirse más profundamente en las tareas. Es como crear un oasis de concentración en medio de un día agitado. Esta capacidad de enfoque profundo es crucial en la era de las distracciones digitales constantes.

4. El tiempo: tu recurso más valioso

Imagina no perder minutos preciosos buscando ‘ese documento importante’. Un entorno ordenado te devuelve ese tiempo, permitiéndote invertirlo en lo que realmente importa. A lo largo de semanas y meses, estos minutos ahorrados pueden sumar horas de productividad adicional.

El poder del orden

No se trata de transformar tu espacio de trabajo de la noche a la mañana, sino de comprometerte con un proceso gradual de mejora. “Lo más fácil es hacerlo poco a poco, con cosas pequeñas”, aconseja Travieso. Empieza con un cajón, con una esquina de tu escritorio. Algo pequeño que te motive para dar el siguiente paso. Luego puedes seguir con algo más retador, como esa estantería en la que has acumulado miles de papeles que, seguramente, puedan ir directos al contenedor azul. Para conseguir el éxito a largo plazo, podrías comenzar dedicando solo cinco minutos al día a ordenar una pequeña área de tu espacio de trabajo. Quizás hoy organizas el primer cajón de tu mesa, mañana limpias tu escritorio, y al día siguiente ordenas las carpetas de tu ordenador. Estos pequeños logros no solo hacen que la tarea sea menos abrumadora, sino que también construyen el hábito del orden de manera sostenible.

Una vez creado el orden, el desafío es mantenerlo. “Es muy importante que cada cosa tenga un lugar que tú has decidido y cada vez que la cojas, la vuelvas a poner en su sitio”. Es como crear un hogar para cada objeto en tu espacio de trabajo. Un ‘Marie Kondo laboral’ en toda regla. El cambio conllevará la creación de nuevos hábitos. Una técnica efectiva es la regla de los dos minutos propuesta en el best seller Hábitos atómicos de James Clear: si una tarea toma menos de dos minutos en completarse (como archivar un documento o limpiar tu taza de café), hazla inmediatamente. Así previenes la acumulación de pequeños desórdenes que pueden llevarte al caos.

Otra de las grandes trampas que encontrarás en el camino hacia el orden es posponer las tareas hasta el infinito. “La procrastinación viene después de ese momento de pereza enorme que nos da ponernos a ordenar”, reconoce Travieso. Una estrategia efectiva es establecer momentos específicos en tu rutina diaria para el orden, como los últimos 10 minutos antes de terminar tu jornada laboral. “La pereza es el peor enemigo del orden”, concluye la experta.

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