Despertar tu intuición para tomar mejores decisiones y ser más coherente

Despertar tu intuición: ¿cómo hacerlo?

En más de una ocasión hice referencia a mi intuición ante la mirada incrédula de quienes me escuchaban. En conversaciones con amigos o familiares, solía afirmar con rotundidad que tenía una vocecita interna que me alertaba de algún peligro o me invitaba a explorar nuevas rutas con total confianza, pensando que era algo que nos pasaba a todos. Pero cuando fui creciendo me di cuenta de que la palabra intuición era a menudo relacionada con un poder esotérico propio de quienes dudaban de la ciencia, lo que me hizo dejar de mentarla y con el tiempo, dejar de sentirla.

La madurez me ha traído cosas muy positivas (no todo iba a ser pérdida de colágeno o de masa muscular), y entre ellas, la capacidad de que me afecte un poquito menos lo que piensan los demás, y es así como volví a explorar aquella guía que había permanecido ignorada durante mucho tiempo. Me alegré al encontrar mucha evidencia científica que hacía referencia a la intuición, la más reciente la encontré en el libro ‘Escucha tu intuición’ (Roca Editorial) escrito por la psicóloga y doctora en neurocientífica Ana Asensio, quien la define como una forma de conocimiento profundo que surge de la combinación de tres grandes fuentes: la experiencia acumulada, la sabiduría emocional y la inteligencia del cuerpo. “La intuición aunque nos lo parezca, no nace del azar, sino de una integración muy precisa entre lo que hemos sentido, lo que hemos aprendido y lo que nuestro cuerpo ya sabe”, me explica.

Es tranquilizador escucharla afirmar que proviene de lo más primitivo, y a la vez de lo más sofisticado de nuestro sistema nervioso. “Es una lectura ultrarrápida y automática de patrones que ya hemos vivido –aunque no seamos del todo conscientes de ello–, y de saber cómo sentirmos con eso en milisegundos, respondiendo con certeza”, sonríe mientras aclara que, aunque a veces parezca magia, no lo es en absoluto.

Asensio arguye que la neurociencia lleva años demostrando que el cuerpo y zonas subcorticales del cerebro ya saben antes de que lo racionalicemos, y hace referencia a uno de los experimentos más famosos que existen al respecto, el Iowa Gambling Task, que mostró que las personas empezaban a sudar y a aumentar su frecuencia cardiaca (reacción del sistema nervioso autónomo)  antes de ser conscientes de que estaban tomando malas decisiones. “Esa reacción anticipada dio lugar a la teoría de los marcadores somáticos de Antonio Damasio, refiriéndose esta teoría a esas sensaciones físicas que nos orientan antes de que podamos explicar con palabras qué está ocurriendo. La ciencia ya ha comprobado que la intuición existe, que es entrenable y, que bien afinada, puede ser una aliada poderosa”.

Debo confesar que la parte mágica que envuelve a la palabra siempre me ha seducido, por lo que me interesaba saber si alguien como Ana Lorente de Muy Ciela, estaría de acuerdo con la visión de Asensio. Ella es una coach muy particular que utiliza la astrología o el tarot para ayudar a personas o empresas a alcanzar sus metas con éxito y conectar con su propósito de vida, y, para mi sorpresa coincide con la doctora en neurociencia. “Es como una brújula interna que todos tenemos, y que se activa cuando estamos presentes, receptivos y conectados con nuestro cuerpo. Para mí, es una mezcla de percepción energética, templanza y conexión espiritual”.

Llegados a este punto siento una innegable inquietud por cómo distinguirla de mi propia sugestión, sobre todo si tenemos en cuenta el sesgo de confirmación, ese que nos lleva a poner atención sólo en aquello que nos va a dar la razón. La astróloga me aclara que en esos casos aparece ansiedad, prisas o deseo de control. “Siempre digo que la intuición es una amiga que te habla con amor, jamás te gritará y así podemos diferenciarla del ego que siempre quiere dominar desde el miedo. Se siente más como una certeza tranquila. No necesita explicaciones lógicas ni validación externa”, y nos ofrece un truco: “Si lo que sientes te da paz, aunque no tenga sentido, probablemente es intuición. Si te genera agitación o urgencia, puede ser miedo, ego o sugestión”.

La triada razón, emociones e intuición

Un papel crucial a la hora de hablar de intuición son las emociones, que actúan como un mensajero interno, una especie de radar que nos ayuda a detectar lo que nos nutre y lo que nos daña, reflexiona Ana Asensio. “Cuando aprendemos a escucharlas, en lugar de evitarlas o reprimirlas, y las sabemos comprender y gestionar, se vuelven aliadas del proceso intuitivo”. Nos recuerda que, al fin y al cabo, todo se trata de una lectura emocional rápida del entorno, del otro y de nosotros mismos a la vez. “Las personas más conectadas emocionalmente suelen tener una intuición más fina, aunque no siempre se fíen de ella, porque necesita ir acompañada de equilibrio, respiración y coherencia cardiaca entre cerebro y corazón”.

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