El ambientador con olor a campo con el que perfumo mi cama cada mañana
Las primeras decisiones que tomo cada mañana marcan, en muchas ocasiones, el transcurso del día. Elegir una primera comida nutritiva, un estilismo con el que me sienta cómoda o hacer unas tareas del hogar básicas que me permitan tener la casa ordenada desde primera hora son algunas de ellas. En este sentido, he adoptado una nueva rutina que fomenta esa sensación bienestar en el hogar: perfumar la cama cada mañana.
Se trata de un gesto sencillo: basta con pulverizar las sábanas, cojines y cortinas con una fragancia fresca y natural después de haber ventilado durante, al menos, diez minutos, la estancia. El perfume se impregna en los tejidos refrescando inmediatamente el dormitorio y provocando el efecto de sábanas recién lavadas al instante.
Y, aunque en el terreno de las fragancias para el hogar la elección siempre estará determinada por el gusto personal, si hablamos de perfumar la cama cada mañana –más aún, en la época estival– es importante escoger un aroma fresco, con notas florales, herbáceas o cítricas, que aporte esa sensación de limpieza sin cargar excesivamente el ambiente. Al fin y al cabo, es un perfume con el que vamos a rociar la ropa de cama y el resto de la estancia destinada al descanso.
En este sentido, podemos decantarnos por ambientadores de flores blancas, con propiedades calmantes que ayudan reducir el estres y promover un ambiente agradable y relajante, o de lavanda, una gran aliada para reducir el estrés e inducir el sueño. Aunque, con la llegada del verano, mi favorita es sin duda la de hojas de tomate: una esencia refrescante, con ese característico olor a naturaleza que te transporta automáticamente a una casa de campo.
Es un aroma verde y revitalizante, un ambientador con olor a campo que evoca la esencia de los huertos mediterráneos e insufla la esencia del verano en un instante. Es importante, eso sí, en caso de que vayamos a pulverizar ropa de cama, toallas que sean aptos para el contacto con la piel. Pero aseguro usarlo a diario consigue una fragancia que marca un antes y un después –y, sí, dura hasta la noche–.