El BBVA repite insistentemente que su ofensiva para hacerse con el Sabadell es una historia de crecimiento. Pese a que admite que planea una reducción de su número de oficinas, el banco que pilota Carlos Torres busca crear la segunda mayor red de sucursales del mercado español, solo superada por la de CaixaBank, con cerca de 3.000 establecimientos y 7.000 cajeros.
De acuerdo con los registros ante el Banco de España, el BBVA cerró el ejercicio de 2024 con 1.881 oficinas bancarias en España, a las que se sumarían las 1.138 del Sabadell. De este modo, la unión de ambos bancos daría lugar a una red de 3.019. Así, los clientes de la firma vallesana podrían acceder al doble de oficinas y a tres veces más cajeros, puesto que estos pasarían de 2.000 a 7.000.
Por comunidades autónomas, el BBVA tiene una presencia mayor en 14 y el Sabadell solo en Asturias, Comunidad Valenciana y la Región de Murcia. En Cataluña, el BBVA tiene 63 oficinas más que el Sabadell, 398 frente a 335.
No obstante, el banco de origen vasco espera generar sinergias del cierre de oficinas y despidos, para simplificar las redundancias de ambas redes. Según el propio banco anunció en verano del año pasado, sus planes pasan por clausurar apenas 300 oficinas. Esto dejaría a la entidad resultante con unas 2.700 oficinas de forma definitiva. El número estará por debajo de las cerca de 4.000 con las que cuenta CaixaBank y por encima de las 1.800 del Santander.
El proceso de cierre de oficinas es una de las claves que afronta actualmente la transacción. Tras haber obtenido el visto bueno, sujeto a una serie de compromisos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), ahora el Consejo de Ministros debe pronunciarse antes del 27 de junio sobre estas condiciones, pudiendo endurecerlas o suavizarlas por cuestiones de interés general. Entre estas limitaciones emerge el cierre de oficinas y la protección de la exclusión financiera. Por ejemplo, Sumar, ha reclamado, entre otras cuestiones, que el Ejecutivo impida el cierre de oficinas y el despido de trabajadores tras la operación.
El BBVA, no obstante, no podrá cerrar todas las oficinas que quiera. Entre los compromisos (remedies, en la jerga) que el banco ha acordado con la CNMC, algunos suponen también ciertas restricciones sobre el cierre de enclaves. Por ejemplo, el BBVA se compromete a no cerrar los establecimientos en municipios de menos de 5.000 habitantes; en aquellos con una renta per cápita inferior a los 10.000 euros anuales; donde no tenga ningún competidor a menos de 300 metros, y donde existan menos de tres competidores. Tampoco cerrará las oficinas especializadas en empresas, 36 del Sabadell y 63 del BBVA. El banco que preside Carlos Torres argumenta, por esto, que lo pactado con Competencia ya contempla cuestiones para velar por el interés general.
Además, el BBVA confía en poder defender ante el Gobierno que cuenta con una mayor presencia en los municipios de menor población. De acuerdo a los datos del Banco de España, tiene 318 oficinas en municipios de menos de 10.000 habitantes, frente a los 132 del Sabadell. Atendiendo a este tipo de localidades, el Sabadell no tiene presencia en siete comunidades autónomas (Andalucía, Aragón, Canarias, Cantabria, Castilla La Mancha, Extremadura y Navarra), además de Ceuta y Melilla. Solo tiene más presencia en pueblos que el BBVA en Asturias, Comunidad Valenciana y Murcia, la única Autonomía donde el banco de Carlos Torres no está presente en ningún pequeño municipio.

Otro de los argumentos que espera jugar a su favor es el proceso de cierre de oficinas de los últimos años, donde buscan exhibir una mejor situación frente a sus competidores. Desde el Covid-19, cuando se produjo la última oleada de despidos en el sector, el BBVA redujo su red en apenas 14 sucursales, frente a las casi 1.000 que clausuró CaixaBank tras la unión con Bankia o el centenar del Santander o Sabadell. Con respecto a 2018, el BBVA ha reducido su número de oficinas en torno a un 30%, frente al 40% del Sabadell y CaixaBank y el 50% del Santander. Con respecto a la última década, el BBVA ha reducido su red un 40%.
Estos argumentos apoyan la idea que tanto Torres como el resto de directivos del banco repiten insistentemente en los últimos meses, que la transacción es buena para los clientes, para los trabajadores y para la sociedad en su conjunto. Consideran que son más las ventajas que los inconvenientes de la operación, como pueden ser la reducción de oficinas o de personal. En su opinión, los retos que afronta la banca de digitalización y competencia con EE UU exigen de entidades cada vez más grandes. En el caso de esta transacción en concreto afirman que el banco dispondría de 5.000 millones más para prestar.
También han insistido en que la mayor parte de las sinergias previstas, 850 millones, no procederán de ahorros de personal, que los deja en 300 millones. La mayor parte, 450 millones, correspondería con sinergias tecnológicas y de sistemas. De hecho, incluso el banco contempla seguir adelante incluso si el Gobierno prohíbe la fusión posterior a la opa que prevé hacer, dado que considera que en ese escenario, muchas de las ganancias de la operación se mantendrían.