Capazo de Sézane: un accesorio que respira verano y que se ha hecho viral en Instagram en pocas semanas. Descubrimos por qué
Descubrí Sézane hace poco menos de diez años, navegando por Instagram. Como suele ocurrir con mis marcas favoritas, fue el algoritmo el que me la sugirió. Reconozco que soy una coleccionista en serie de marcas descubiertas por casualidad: me gusta guardarlas, seguirlas, clasificarlas por país de origen o por estilo. Es una forma de observar la evolución de las tendencias, de entender cómo se mueve la moda más «local» y, a menudo, de hacer un seguimiento de esas firmas que, tras nacer como pequeños entes digitales, acaban convirtiéndose en grandes marcas internacionales. Algunas se pierden por el camino, otras –como Sézane– ascienden como un cohete. Hoy, además de su cuidada tienda online, tienen una tienda en Milán.
¿Qué me gusta de Sézane? Su esencia profundamente francesa. Esa mezcla de elegancia sin esfuerzo y espíritu bohemio que, para mí, es la clave del chic. Los vaqueros (perfectos incluso para las chica petite, como es mi caso), los vestidos estampados y los detalles siempre pulidos me conquistan cada temporada. Pero este año, lo que realmente me llamó la atención fue él: el capazo de Sézane.
Le había echado el ojo en Internet, y en pocas semanas se hizo viral. Mi feed de Instagram se vio literalmente invadido por looks que lo incluían: con shorts vaqueros, minivestidos, vaporosas faldas midi… Siempre con esa actitud très chic que parece no requerir esfuerzo, solo una mirada francesa al mundo.
Los que me conocen saben que los capazos son mi obsesión veraniega. Lo saco con el primer rayo de sol (ya en marzo, cuando me dio un ataque de Birkinmanía, ya que Jane también lo llevaba en invierno) y no lo guardo hasta que pasan las semanas de la moda de septiembre. Tengo una colección variada: las clásicas cestas duras que se encuentran en los mercados de pueblos remotos, mini cubos, blandos bolsos tote e incluso clutchs que utilizo como bolso de mano en las noches de verano. El bolso de rafia es, para mí, un auténtico todoterreno: neutro por definición, resistente y capaz de transformar hasta el look más básico en un estilismo refinado y parisino.
Por eso, cuando vi que el bolso Sézane se multiplicaba en los feeds, me pregunté: ¿por qué ha conquistado a tanta gente? Así que decidí probarlo.
Por qué elegir el capazo de Sézane
En cuanto lo tuve en las manos, me sorprendió su ligereza. Los bolsos de rafia suelen ser bonitos, sí, pero también pesados, lo que los hace menos prácticos. En cambio, este capazo es sorprendentemente manejable. El tejido es denso, por lo que es fuerte pero no rígido. Se adapta bien al contenido, sin perder su forma. El modelo que he probado es el maxi, pero no es demasiado grande: es ancho, pero no tanto como para «tragarse» a las personas bajitas como yo.
El diseño está estudiado hasta el más mínimo detalle: la placa del logotipo es discreta (y para mí es una ventaja, porque me encanta que la textura natural sea la protagonista). Dispone de un doble sistema de agarre: un asa corta para llevarlo en la mano y una bandolera ajustable para llevarlo al hombro o cruzado. No es una mala opción para quienes, como yo, están siempre en movimiento con el móvil en la mano y las manos ocupadas.