A veces un solo detalle puede cambiarlo todo y, en términos de moda, una joya puede ser ese ‘algo’ que transforme un look al completo. Eso es precisamente lo que ha hecho Meghan Markle en su última aparición pública, en la que ayer mismo sorprendió con un clásico y elegante vestido negro de escote corazón obra de Oscar de la Renta.
Sin embargo, más allá de la elección impecable de atuendo, la auténtica estrella de su estilismo fue otra pieza muy diferente: un collar gargantilla de brillantes que, pese a su sencillez, iluminaba la mirada de la ex Duquesa de Sussex y elevaba todo el conjunto sin esfuerzo.
Una lección de estilo con la que Markle dejó claro que menos es más y gracias a la cual se convirtió en una de las invitadas más alabadas de la noche en términos de estilo. Y es que poco más necesitó la actriz para deslumbrar durante la gala honorífica a Tyler Perry celebrada en el Beverly Wilshire hotel de Los Ángeles: un recogido despeinado, unos discretos pendientes y unas sandalias minimalistas con tira al tobillo hicieron el resto.