La gira de Sex Pistols junto a su nuevo vocalista, Frank Carter, transcurre desde agosto del año pasado, pero Carter es consciente de su posición -literalmente la de John Lydon- y presenta a Sex Pistols en tercera persona durante el concierto del grupo en el festival Cruïlla de Barcelona este jueves: «Estáis viendo a la mejor banda de punk de la historia», proclama, como si él no formara parte de ella.
Quizá no necesite integrarse plenamente a la formación de Sex Pistols cuando él ya lidera sus propias bandas, en plural. Sin embargo, Carter resulta un vocalista sensacional para transmitir la fuerza punk de las canciones de Sex Pistols: su voz ronca y potente, que suena fiera en ‘Problems’, mantiene el nivel de los clásicos pero, a su vez, los acerca a una sensibilidad actual.
Carter ejerce, además, de entregado maestro de ceremonias, mientras los integrantes originales de Sex Pistols, Steve Jones, Paul Cook y Glen Matlock, lucen concentrados tocando sus instrumentos. Incluso baja al público en un punto del show e interpreta ‘Bodies’ en medio de un remolino de gente: por un momento temo por su integridad física, pero Carter regresa al escenario sin ningún problema.
El último concierto de la jornada ofrece un banquete de puro punk-rock en torno al material de ‘Never Mind the Bollocks‘, que enloquece a la audiencia en cuanto llegan ‘God Save the Queen’ y ‘Anarchy in the UK’, y que revela una sorpresa en forma de versión de ‘My Way’ de Frank Sinatra.
Si la jornada del miércoles en Cruïlla estuvo orientada al público adolescente y juvenil, a raíz de las actuaciones de artistas como girl in red o Gracie Abrams (lo dice la propia organización), la del jueves se centró en los «clásicos» (con Sex Pistols y Fermín Muguruza a la cabeza) y los ritmos populares de reggae, ska, punk o rumba que han definido la línea editorial de Cruïlla desde su inicio.

Abundaron las percusiones de samba en la presentación de Seu Jorge, renovador del género con biografía digna de biopic. El brasileño, vestido con una camiseta verde con la palabra «samba» impresa en medio, desgranó sus éxitos acompañado por una banda que, además de guitarra y batería, incluyó vientos y percusiones de distintos tipos. Seu Jorge construyó una atmósfera alegre y distendida gracias a los ritmos de samba de ‘Gente boa se atrai’ o ‘Carolina’, que llevaron al público suavemente hacia las últimas horas de la tarde.
Los mensajes políticos estuvieron a la orden del día, especialmente en las presentaciones de Dr. Kilombo, que animaron las primeras horas de la tarde con sus alegres ritmos de rumba y jazz gitano, y, sobre todo, Fermín Muguruza, que repartió centenares de carteles al público con la bandera de Palestina en una cara y la del Líbano en la otra, para que las alzaran al final del show. Antes, señaló a «los negacionistas del cambio climático» por los incendios que asuelan estos días el Baix Ebre.
Muguruza, que actuó junto a una numerosa banda que incluía tres trompetas, un acordeón y una MC que animaba el cotarro como en los shows de reggae o dancehall, repasó el extenso material de su trayectoria en Kortatu y en solitario, en el marco de su gira de 40 aniversario, mientras ocasionalmente se dirigía al público en un catalán perfecto.
Los recuerdos a figuras como Nelson Mandela y Aitor Zabaleta, así como a las luchas de los pueblos vasco y kurdo, se entrelazaron en un festivo y combativo set de ska, reggae y punk, que también incluyó una pertinen reivindicación del barrio barcelonés de Vallcarca, actualmente amenazado por los desalojos.

St. Vincent se doblegó a su papel de rockera desquiciada en Cruïlla, en la presentación de su disco ‘All Born Screaming‘. A Annie Clark se le caía el micrófono, o se caía ella, o lanzaba su guitarra eléctrica furiosamente contra el suelo, antes de irse a las bambalinas, en una clara presentación de índole performática que el público recibía con fascinación y desconcierto. Un técnico de monitores intervenía continuamente para ajustar a Clark su petaca, mientras ella seguía a lo suyo.
Bien porque las canciones de St. Vincent no son tan conocidas fuera de Estados Unidos, bien porque su humor no termina de entenderse, en la presentación abundaron los silencios incómodos. Daba la impresión de que la calidad del sonido de St. Vincent generaba respeto: verla junto a su banda destripar su guitarra eléctrica en ‘Broken Man’ o ‘Birth in Reverse’ dejaba con la boca abierta.
El papel de rockera demente llevó a St. Vincent a encaramarse al público durante su interpretación de ‘New York’, y a hacer todo tipo de cucamonas que provocaban auténticas carcajadas. Sin embargo, su humor no siempre traspasaba al otro lado. Por ejemplo, durante su presentación de ‘Violent Times’, se disculpó por haber grabado un disco en español, pero a la mayor parte del público se le escapó la broma porque desconoce que tal disco existe.