Biig Piig vuelve a España. La artista irlandesa está preparada para llevar a cabo sus primeros conciertos titulares en nuestro país, presentando ni más ni menos que su primer largo, ’11:11′. Se trata de un proyecto tan variado como pegadizo y en el que entran temazos de dance como ‘Ponytail’, pero también reconfortantes himnos de pop, tales como ‘Stay Home’.
Jessica Smyth vivió en España entre los 4 y los 12 años, y es por esa misma razón por la que comenzamos la entrevista hablando en español. Rápidamente, nos damos cuenta de que ha perdido un poco de práctica y nos pasamos al inglés. Me cuenta que en su infancia escuchaba de todo, pero de verdad: Leonard Cohen, D’Angelo, Sum 41, Ben Harper o The Fugees son algunos de los nombres que menciona.
Biig Piig estará presentando su último disco los próximos días 17 y 18 de septiembre en Madrid y Barcelona, respectivamente. El miércoles 17 de septiembre actuará en la Sala Clamores, mientras que el jueves 18 le tocará a la 3 de la Razzmatazz. Las entradas se encuentran a la venta en Fever, a partir de los 25 euros más gastos de distribución.
¿Ha afectado a tu música el hecho de haber vivido en España, Londres, Los Ángeles e Irlanda?
Sí, creo que definitivamente todo ha influido, o al menos ha sido influenciado por todos los lugares en los que he vivido. Y también creo que el deseo general de hacer música se debe a que siempre me he sentido un poco inquieta, especialmente cuando era una niña. Por ejemplo, cuando estaba en Los Ángeles, descubrí que mi sonido había cambiado a algo más de ensueño, porque todo el mundo habla a la mitad de velocidad.
¿Escribes mucho en español?
Crecí aprendiéndolo y fui a una escuela española y todo, así que está ahí. Escribir en español… Siento que cada vez que me sumerjo en ello, se siente un poco como, no sé, algo de mi niña interior. Siento que siempre acaba siendo más una carta directa a alguien, en el sentido de que refleja lo que realmente siento, en comparación con mis letras en inglés. Con Irlanda, obviamente tengo un vínculo muy especial, y cada vez que vuelvo allí la música está por todas partes. En España pasa lo mismo.
¿Te refieres a música en la calle?
Sí, y también la forma en la que encuentras comunidad y la forma en la que conserváis las historias y la cultura, como si estuvieran consagradas. Y siento que, aunque no me sentía completamente como si viviera allí, porque tenía esa especie de dualidad de estar aquí y ser de allí, al volver fue muy bonito ver que las canciones y todo lo demás te traen de vuelta a casa.
«Cada vez que escribo en español, siento que viene de un lugar de nostalgia, de reflexión e intimidad»
¿Cuándo te apetece escribir en español? ¿Qué tipo de estilo crees que le encaja mejor?
Para ser sincera, creo que mi momento favorito es cuando estoy reflexiva o cuando tengo el corazón roto. No sé por qué, pero hay algo melancólico y poético en el español y en cómo se pueden describir las cosas. Creo que es algo del idioma que siempre me ha parecido hermoso, como que nada es aburrido, ¿sabes? Las cosas siempre tienen un toque romántico. Mi deseo de escribir en español también se debe a que mis padres nunca hablaron el idioma. Así que les traducía mucho y hacía cosas como… Creo que todo mi proceso cuando vivía en España se sentía como tener una especie de doble vida en la que vas y hablas un idioma, vuelves a casa y hablas otro. Cada vez que escribo en español, siento que viene de un lugar de nostalgia, de reflexión e intimidad.
Siempre has estado expuesta a muchos tipos de música diferentes. La primera vez que empezaste a hacer música, ¿qué sonido te salió?
Solía tocar mucho la guitarra. Empecé a escribir cuando tenía como 15 años, no, 14. Recuerdo lo primero que hice, porque fue en una clase de música en el colegio y estaban haciendo una especie de concurso de canciones o algo así. Yo solía estar siempre en la sala de música, todo el tiempo. Para ser sincera, era un poco callada. Siempre que había pausas para comer o cualquier otra cosa, prefería estar en la sala de música, jugando y tratando de componer música.
Hay un poco de todo en este disco, pero todo se siente en su sitio. ¿Cómo te enfrentas a todas las posibilidades de la creación?
Me encanta experimentar, obviamente, y me encanta meterme en algo sin saber realmente dónde va a ir a parar, ir descubriéndolo e ir encajando las piezas. Una de las mejores sensaciones que hay es cuando empiezas a escribir solo por escribir, ¿sabes? A veces, no te das cuenta de que también estás escribiendo de forma coherente de una canción a otra o de cómo está tomando forma. Eso me encanta. Últimamente me ha inspirado mucho por esa escena, la escena electrónica, y tengo muchas ganas de profundizar más en ella y ver qué pasa.
Por ejemplo, ‘Stay Home’ no es dance del todo, pero es una de mis favoritas. La encuentro reconfortante y algo triste a la vez, en la letra sobre todo.
Sí, eso fue lo que pasó. Empecé a grabar este disco pensando que iba a hacer un disco de música dance. Pero luego había ciertas canciones como esa o ‘One Way Ticket’ en las que pensaba: «Oh, no quiero dejarlas fuera». Me di cuenta de que también me encantan ese tipo de canciones. Me encanta su intimidad. Y sí, como dices, cuando consigues esos sonidos tan cálidos de las guitarra, el entorno en el que creas la música influye mucho en ella. Y nosotros la escribimos en un pequeño estudio en París. Siento que se transmitía a través de la madera.
Sí veo el elemento dance en ‘Ponytail’ y ‘Favourite Girl’, pero siguen teniendo elementos muy melódicos.
Me encanta tocarlas en vivo. Estoy un poco nerviosa porque creo que este año podría ser el último en el que toque ciertas canciones. Canciones muy antiguas. Me da miedo, porque siempre da miedo lanzarse a algo nuevo.
«Es raro oír que a la gente le guste tanto profundizar en un álbum como en canciones individuales»
¿Siempre has querido hacer un disco? O no era tan importante para ti.
Siempre he querido. Creo que hice tantos EP porque pensaba: «No es perfecto, no está listo, aún no lo he conseguido». Y luego algunos de los EP tienen siete temas que podrían haber acabado siendo un disco, pero siento que me encanta escribir hasta llegar a un punto en el que siento que ya está hecho. No quiero forzar demasiado las cosas. Y con este, sentí que no había terminado de escribirlo y llegamos a unas 11 canciones. Y pensé: «Vale, genial. Parece una tontería y parece un álbum, así que me siento bien al publicarlo». Siempre ha sido estresante. Creo que, especialmente, cuando creces con álbumes tan increíbles. Siento que tal vez eso se ha perdido un poco. Tal vez esté volviendo, pero creo que es raro oír que a la gente le guste tanto profundizar en un álbum como en canciones individuales. Pero, de nuevo, recientemente ha habido algunos discos increíbles que sí siento que han recibido su reconocimiento.
Sí, pero creo que tienden a olvidarse más fácilmente o más rápido.
Obviamente todavía hay gente a la que le encantan los álbumes, pero creo que, en general, a gran escala, ya no le gustan tanto a la gente. Por otra parte, siento que todavía hay álbumes que estoy redescubriendo años y años después. Y luego estaba ese tipo de entramado digital que estaba ocurriendo, que era una locura. Incluso artistas irlandeses y españoles, como C. Tangana, que descubres y piensas: «Oh, esto es genial». Echo de menos los días de Soundcloud. Debería volver a conectarme.
Ya no es lo mismo, ¿no?
No, antes era una locura. Pero creo que el streaming ha cambiado todo el juego. Ya no es como antes. También está el tema de los algoritmos y cómo te llega la música. Creo que el deseo de buscar y emocionarse por artistas que quizá nadie conoce ha desaparecido un poco, pero espero que haya un resurgimiento pronto.
Hay un poco de todo en tu música, pero tiende a ser relajada, casi hipnótica. ¿Cómo traduces esto al sonido en directo?
Siempre me gusta reconstruir un poco las canciones cuando las toco en directo, porque, obviamente, me encanta cómo suena el disco, pero cuando las llevamos a un espacio en directo nos encanta añadirles un saxofón o simplemente la batería en directo. Elementos que les aporten un tipo de energía diferente. Nunca las acelero ni nada por el estilo. Creo que así se consigue una mayor inmersión. El set es todo un viaje. Empieza con una canción triste y pegadiza, luego se convierte en una fiesta dance y, al final, nos ponemos muy tristes. Luego nos llenamos de rabia, soltamos los demonios y terminamos por todo lo alto. Me gusta contar una historia sobre las canciones a lo largo del repertorio, aunque no sean del mismo proyecto. Para mí, la secuencia de emociones tiene mucho sentido para el espectáculo.
También tiene sentido que el concierto sea tan ecléctico como la música.
Siento exactamente lo mismo. Creo que con esos contrastes encuentras una euforia real. Siempre es agradable tener algo así, especialmente cuando estás cantando y la gente te sigue a ti. Es un momento precioso. Y luego, prefiero que sea una celebración en lugar de algo demasiado pesado.