Sabato De Sarno eligió Londres como escenario para presentar la colección crucero 2025 de Gucci. El hormigón de la antigua central eléctrica que hoy alberga la Tate Modern, uno de los museos de arte moderno más importantes del mundo, sirvió de telón para un despliegue de transparencias y lazos, estampados florales y vestidos largos de inspiración boho que trasladaban al espectador al lado más sofisticado de los años setenta.
Pero el viaje al pasado duró apenas un instante, y sin demasiada nostalgia volvimos a lo contemporáneo. Camisas con lazo, gruesas gafas de aviador y grandes bolsos hobo se fundieron perfectamente con el espíritu de nuestros días, a través de un juego de contrastes finamente elaborado que alcanzó su punto álgido en una serie de vestidos de noche emparejados con chaquetas utilitarias. «Me gusta tomar algo que creemos conocer y cambiar sus reglas, llevándolo a sus límites, pero sin distorsionarlo nunca. Moverlo hacia su opuesto y descubrir armonía», explicaba De Sarno en las notas que acompañaban el desfile.
La elección de Londres no fue casual. «Le debo mucho a esta ciudad, que me acogió y supo escucharme», continúa De Sarno más adelante, y cita a Guccio Gucci, el padre fundador de la marca italiana que, hace más de un siglo, aterrizó en la capital inglesa para empezar trabajando como portero en el célebre Hotel Savoy. Allí empezó a desarrollar el sentido del lujo que después llevaría consigo a Italia a mediados de los años veinte. Dos figuras, dos épocas, un mismo lugar capaz de transmitir infinitas posibilidades.
Fue el principio de una larga historia y es a este principio al que Gucci parece querer volver con esta colección, diferente de sus predecesoras. Más romántica y emocional, rediseña códigos típicamente británicos y los mezcla con referencias a la Italia de los 70 y más allá.
Resumimos el desfile de crucero 2025 de Gucci en 5 detalles clave que nos conquistaron.