Lo vintage está en alza y las referencias a lo retro y las épocas pasadas también. Gracie Abrams se suma a esta tendencia con una propuesta que se opone radicalmente a lo llamativo y que descansa sobre lo intimista, la melancolía y la elegancia absoluta. Su reciente aparición en la gala de Songwriters Hall of Fame fue la prueba definitiva de que la estética old soul ha encontrado en ella a una embajadora perfecta.
La cantante, conocida por su sensibilidad artística y su estilo introspectivo, eligió un vestido que combinaba con sutileza referencias históricas y guiños retro. Un diseño que, sin necesidad de excesos, construyó un relato visual poderoso en torno a la nostalgia, la feminidad y el refinamiento atemporal. Vayamos por partes.
En primer lugar, el vestido destaca por su escote pronunciado en forma de V redondeada con un fruncido central, una silueta que remite directamente a los vestidos de la era Regency, popularizados a principios del siglo XIX, lo que esta misma cabecera denominó el regencycore. Este tipo de corte, que sitúa la atención en la línea del busto y libera el resto del cuerpo, ha sido revitalizado en la moda actual para transmitir una feminidad suave sin artilugios ni ostentosidades. La caída del tejido, ligera como la seda, acentuaba aún más esa sensación de fluidez que caracteriza a los vestidos de inspiración neoclásica. El vestido en sí era un guiño a la elegancia sin rigidez. Una elección que encajaba a la perfección con el aura artística que transmite Gracie Abrams en todas sus actuaciones –muy pronto en Madrid en los escenarios del Mad Cool–.
Más allá del corte, el color del vestido que oscilaba entre un amarillo mantequilla y el verde lima añadía una segunda capa de significado histórico a la pieza. El tono que podría haber salido perfectamente de una pasarela de los años 60 cuando los pasteles apagados y los tonos retro invadían la moda. Este tipo de color transmite calma y cierta calidez nostálgica asociada a los movimientos más hippies que tanto estamos viendo reinterpretados en la actualidad con el ascenso imparable del boho.
Este look de Gracie Abrams no es simplemente una elección estilística, sino una declaración de identidad. En un contexto donde lo viral –que no solamente lo nuevo–prima, apostar por un vestido que evoca el pasado sin caer en el grito es, paradójicamente, un gesto avant-garde. El old soul style —en castellano, estilo de alma antigua— está más vigente que nunca. Esta estética celebra lo emocional, lo artesanal, la parte más intangible de las piezas. El término old soul se utilizza para describir a personas que tienen una sensibilidad más profunda que se acerca mucho a la introspección y con niveles de madurez superiores a su edad. Extrapolada al mundo de la moda, esta idea se traduce en un vestuario que abraza lo clásico, lo melancólico y lo poético. Son prendas que podrían haber pertenecido a otras épocas, que evocan la idea de haber sido heredadas o rescatadas y el valor sentimental que ello les atañe. Una sensibilidad que encuentra refugio en el pasado, pero que no vive anclada en él.