Intentamos escapar pero no pudimos. El estilo preppy nos persigue. Y si lo has notado en tu feed, no estás sola. “Las prendas preppy (como los blazers, mocasines y trajes sastre) honestamente son populares durante todo el año. Sin embargo, ahora son 66% más populares que el promedio de los últimos 12 meses, lo que indica un nuevo énfasis en este estilo”, afirma Madé Lapuerta de Data But Make It Fashion. Y como alguien usa mocasines y medias blancas hasta el tobillo como uniforme diario, esto no es una tendencia, es una brisa fresca. Música para mis oídos. O, mejor dicho, una excusa más para convertir mis looks en algo corpcore.
Y es que después de ver el desfile de Prada Men SS26 (aún no superamos los mocasines peep-toe) o la silueta perfectamente marinera que desfiló Natalia Vodianova en Jacquemus SS26 en modo “fiesta en el yate”, sabíamos que algo se cocinaba. La fiebre del french bob causado, por nada más y nada menos que la embajadora visual del minimalismo pulido, Sofia Richie-Grainge, nos había dado pistas de que era solo cuestión de tiempo. El momento ha llegado: a sacar del armario ese polo que llevamos meses guardando “por si acaso”.
El torneo de Wimbledon también ha hecho lo suyo. Con Keira Knightley y Sabrina Elba entre vestidos blancos, faldas midi, camisas abotonadas y polos, el uniforme ya está claro. Y si alguien entendió la tarea fue Jonathan Anderson con su debut para Dior Homme: estilo preppy con ese je-ne-sais-quoi relajado. Cuellos mal metidos, camisas abiertas y corbatas deshechas que nos gritan: tarde en el club de golf. “Los consumidores están entusiasmados con estilos más sencillos, versátiles, y accesibles. Sin embargo, el auge simultáneo de tendencias de lujo nostálgicas, como el estampado de cuadros de Burberry o el vestido de tiras de Hérvé Léger, indica que la gente aún quiere conectar con el lujo de alguna manera. Hacer referencia a tendencias y prendas del pasado es una forma más asequible y práctica de lograrlo”, confirma Madé.