Crear muebles artesanos con calma y personalidad
Cecilia Mallardi fundó Calma Chechu, un proyecto de mobiliario artesano, hace diez años. Podría romantizar sobre por qué decidió lanzarlo, pero en esencia lo hizo por supervivencia, tenía que empezar de cero y reinventarse después de cerrar una empresa de importación de muebles con otros socios. Y lo hizo sola en una pequeña nave de 60m2, con “algunos muebles, muchos años de experiencia y una cierta certeza de que iba a funcionar”. Hoy, esta argentina afincada en Madrid ha levantado un negocio que distribuye sus creaciones en Europa y Norteamérica, que cuenta con un taller a las afueras de la capital de 500 m2, un showroom en Tetuán de 180 y una sólida estructura empresarial, con seis empleados y colaboración con cinco talleres externos, en la que le apoya su marido, Alejandro Allocco, y sus hijas: Violeta en la parte de marketing digital y Morena, que está empezando a aconsejar sobre cómo optimizar costes de producción y organización general de la empresa. Pero sobre todo cuenta con la ilusión de estar cumpliendo el sueño de transformar su firma en una empresa familiar. Su mayor fortaleza ha sido crear un proyecto que, lejos de lo pensaron en un principio, pusiese en el mercado muebles de tradición artesanal hechos en España a precio vendible.
Las piezas de Calma Chechu viajan en camiones y barcos, pero también a través de las redes sociales. De ahí han surgido colaboraciones, como las que ha llevado a cabo con las hermanas Pombo, y muchos encargos. Ahora, Cecilia, Chechu, es una mujer pegada a un Excel. “Soy adicta a sentarme en el escritorio y trabajar en las tablas todo el tiempo. Saco los listados de los talleres, que llevo yo, pedidos a costura, tejidos,…. Alejandro se encarga de dibujar los diseños especiales y de mandarlos a producción, compra la madera y lleva adelante los pedidos a carpintería”. Para ellos no existe la rutina, pero sí muchos desafíos en la aventura del emprendimiento. “El mayor no solo es crecer, sino mantenernos en un mercado cuya competencia es muy grande, y hacerlo siendo fieles a nuestros principios de marca, producir muebles artesanos de manera local, personalizada y sin perder la calidad. Y a un precio que nos permita seguir. Otro reto importante ha sido conseguir la confianza de los bancos ya que nuestro único aval es la facturación creciente del proyecto”.