El hábito danés de domingo para ser más felices (y estar menos cansadas)

El hábito danés de domingo para ser más felices (y estar menos cansadas)

Hace unos días, en una conversación con amigas, reflexionábamos sobre la necesidad de dedicar un día del fin de semana –preferentemente los domingos– a no hacer nada, a estar en casa en pijama o chándal, sin maquillar, con la paz que da saber que no tienes planes para poder entregarte al dolce far niente viendo series, cocinando o con una tarde de juegos de mesa. Todas éramos conscientes de lo bien que sentaba alejarse por un día del ruido social (ese que vivimos de lunes a sábado y que cansa mucho) y de lo mucho que lo necesitábamos. Pero varias nos quejábamos de la falta de tiempo y otras tantas de la culpabilidad que sentíamos por creer que no estábamos haciendo algo productivo (error, porque descansar es productivo y mucho). Si bien en España tenemos una cultura de ocio y descanso más vinculada a la vida social, en Dinamarca, la cuna de la filosofía hygge, dedicar un día del fin de semana a estar en casa es un mantra. Lo explica Meik Wiking en su libro Hygge, la felicidad en las pequeñas cosas (Libros Cúpula), quien define el hygge como esa sensación de hogar de sentirnos seguros y protegidos del mundo que nos permite bajar la guardia. Algo muy necesario en un mundo hiperestimulado como el nuestro. De hecho, el experto habla de tres palabras muy vinculadas a este hábito de fin de semana. Por un lado el fredagshygge o, lo que es lo mismo, el hygge que se practica los viernes o los domingos. “Después de una larga semana, fredagshygge por lo general significa que toda la familia se acurruque en el sofá a ver la tele. Una tradición fredagshygge en casa era comer dulces viendo una peli de Disney”, explica demostrando que, efectivamente, la felicidad y la paz pueden estar en pequeñas cosas como eso. Otra modalidad de este hábito es el søndagshygge, que consiste “en tener un día de relax con té, libros, música, mantas y tal vez un paseo si uno está que se sale”, afirma con cierta ironía. El caso es dedicar el final de la semana, no tanto a prepararse para lo que viene adelantando tareas, sino a entregarse al placer del hygge en su sentido más puro.

La importancia de crear contexto

De hecho, en este hábito hay otro término con mucho significado a la hora de maximizar el momento cozy, y tiene que ver con la ropa que se elige para pasar ese día en casa: hyggebukser. Se refiere a “aquellos pantalones que nunca te pondrías para salir a la calle pero que son tan cómodos que seguramente son, en secreto, tus favoritos”, explica. Y añade otra frase que define el momento: “Necesitaba dedicarse un día a sí misma así que se quedó en casa con sus hyggebukser, sin maquillar y viendo series todo el día”, explica el autor. El plan a hacer en casa depende de gustos, pero por poner algunos ejemplos daneses se puede preparar una cena con velada de SingStar –es uno de los planes favoritos de Jeannete Madsen, tal y como explicó durante una entrevista con To the Moon, Honey–; cocinar –a otra danesa, Sophia Roe, le encanta– o unirse al fenómeno de las neotejedoras y beneficiarse de lo relajante que puede ser hacer punto. Que se lo pregunten a otra danesa, Mette Wendelboe Okkels, que ha convertido su pasión por tejer en negocio y fuente de inspiración para muchos (su cuenta de Instagram PetiteKnit es un reducto de paz a la danesa).

A la hora de practicar este hábito es importante crear ambiente. Desde encender una vela –en Dinamarca se queman más velas per cápita que en cualquier otro lugar de Europa–, a crear rincones de luz en casa con lámpara con bombillas que no alcancen mucha temperatura –“La regla de oro es cuanto menor es la temperatura de la luz más hygge”, dice el experto–. Pasando por tomar bebidas calientes con los pies enfundados en unos buenos calcetines de lana. La lista, por supuesto, es susceptible de crecer con cualquier plan casero que nos haga felices.

No hacer nada es salud mental

Aunque la cultura del sobreesfuerzo nos haya hecho creer que no hacer nada no es productivo, recordamos las palabras de Patri Psicóloga al respecto cuando hablamos con ella de la importancia de saber parar. “Cuando no hacemos nada no perdemos el tiempo, lo que estamos haciendo es invertir en nuestra salud mental, porque nuestro cerebro necesita ese descanso. Si no le damos ese respiro a nivel cognitivo, con el exceso de información y la hiperconectividad con la que vivimos, nuestro cerebro se agota, como cuando uno muscularmente entrena más de lo que está acostumbrado y los músculos tienen agujetas”, decía. Una afirmación que entronca con otra hecha por la mediática escritora Mel Robbins, que hace unos días recuperaba esta quote en clave irónica (pero muy necesaria) de la cuenta The Depression Project. “La mejor cosa que un psicólogo me ha dicho nunca es: ‘No eres perezoso, solo tienes una cierta cantidad de energía y ahora mismo están usando toda para sobrevivir”’. El elogio a la pereza de los domingos en clave danesa era esto.



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Farándula y Moda

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