Desde que Penélope Cruz saltara al estrellato en 1992 gracias a la cinta de Bigas Luna Jamón Jamón (no, no me olvido del videoclip de Mecano La fuerza del destino ni del programa de Telecinco La quinta marcha, pero el personaje de Silvia supuso el verdadero punto de partida de su carrera), el estilo de la actriz española ha ido evolucionando hasta convertirse en uno de los más aplaudidos e imitados tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Desde sus primeras apariciones con looks de estética ligeramente errática, hasta su etapa más ‘italiana’ emulando, de la mano de Dolce & Gabbana, a iconos como Sophia Loren, a la actual, en la que opta por diseños de Chanel.
Pero sin duda, mi periodo favorito es el que transita entre finales de los años noventa y los primeros compases del siglo XXI, que coincide con su salto a Hollywood, y en el que Cruz elevó al cielo de las alfombras rojas el minimalismo que marcó aquella década. Conjuntos monocolor, en blanco y negro de top, falda tubo y rebeca; vestidos de tirantes finos también en un solo color, siendo el rojo su favorito (algo tuvo que pesar en su estilo el personaje de Silvia de Jamón Jamón); o por supuesto los modelos de palabra de honor de tafetán de seda, como el que lució en la entrega de los premios Los Angeles Film Critics Association Awards en 19 de enero del año 2000.
Una melena lisa y suelta, junto a unas sandalias de tiras, se convertirían en sus únicos accesorios. Así apareció en la gala de los Independent Spirit Awards de aquel año (¿quizá el mejor de todos en cuanto a estilismos?), solo que esta vez sustituyó los vestidos por un conjunto de estética marinera formado por un top palabra de honor con manguitos, de rayas azules marino y blanco, y un pantalón sastre de seda rojo. Resumiendo, el look 33 del desfile de primavera-verano 2000 de Ralph Lauren que, por supuesto, no pudo contar con mejor embajadora. “Esta colección es para una mujer que entiende como lo más simple puede ser sexy”, comentaba tras la presentación el creador norteamericano. Una propuesta a medio camino entre Jackie O y Brigitte Bardot, con especial atención a las prendas de inspiración marítima.
No es la primera vez que el minimalismo y la estética marinera se dan la mano, empezando por como Gabrielle Chanel se apropió de las camisetas a rayas de los marineros (de hecho, en una de sus fotos más conocidas, tomada en La Pausa, su casa de la riviera francesa, en 1930, posa con una). Tampoco podemos olvidar las colecciones de alta costura de Jean Paul Gaultier, Yves Saint Laurent, Vivienne Westwood y un largo etcétera de creadores que desde mediados del siglo pasado recurren a este estilo resultón, y por supuesto veraniego.