El muro que impide ser auténtico: ¿son las personas ególatras víctimas de ellas mismas?

Personas ególatras: más allá de la etiqueta, comprendiendo sus causas y complejidades

El reciente auge en redes sociales de etiquetas como «tóxico» o «narcisista» ha impulsado a los psicólogos a profundizar en conceptos que, aunque viralizados, responden a patrones complejos de comportamiento. Detrás de términos como ‘persona tóxica’ hay circunstancias y matices que abarcan desde traumas hasta historias de vida enteras. Además, aunque es fácil señalar a otros por sus características psicológicas, los expertos insisten en que comprender es más humano que juzgar. Según la ONU, “una de cada cuatro personas sufrirá un problema de salud mental a lo largo de su vida”, lo que nos recuerda que nadie está exento de altibajos emocionales. Sin embargo, la sobreexposición a libros de autoayuda y divulgación psicológica en redes podría estar reduciendo a las personas a sus traumas, olvidando la complejidad del ser humano en una sociedad donde lo inmediato prima sobre lo profundo.

Uno de los términos más mencionados en plataformas como Instagram y TikTok es el de persona ególatra. Pero más allá de listas simplificadas, ¿nos hemos preguntado qué función cumple el ego desmedido en una persona? ¿Cabe la compasión hacia quien está atrapado en esa losa emocional?

¿Qué es el ego desde el punto de vista psicológico?

El ego, concepto que se origina en el psicoanálisis de Freud, ha evolucionado en su interpretación. Para el psicólogo Manuel Pérez, “el ego es la parte de nuestra mente que conforma la imagen que tenemos de nosotros mismos y nos permite interactuar con el mundo”. No debe confundirse con la autoestima, ya que mientras esta refleja cómo nos valoramos internamente, el ego es un mecanismo de defensa que protege esa imagen. Cuando el ego se desborda, se convierte en una máscara que oculta una autoestima frágil, impidiendo el crecimiento personal y relaciones auténticas.

El muro que impide que puedas ser auténtico: el ego desmedido

Imaginemos el ego como un escudo: puede ser equilibrado o excesivamente grueso. Buenaventura del Charco, psicólogo y director clínico de Estar Contigo Terapia, explica que “el ego surge como un mecanismo defensivo ante heridas emocionales profundas”. Si se convierte en una barrera demasiado rígida, no solo nos protege del exterior, sino que también nos impide ver y afrontar nuestro propio dolor.

El psicólogo Carlos Velo añade que un ego alto puede ser necesario en situaciones de defensa, pero el concepto de ‘desmedido’ depende de la cultura. En sociedades individualistas, se tolera más la egolatría, mientras que en culturas colectivistas se prioriza el altruismo.

Cómo saber si nos estamos relacionando con una persona ególatra

Identificar a una persona con un ego desmedido no siempre es fácil. Los psicólogos coinciden en ciertos rasgos clave: rigidez, falta de autocrítica y empatía, necesidad constante de validación y dificultad para aceptar sus propios fallos. Según la psicóloga Patricia González, las personas con egos inflados pueden enfatizar valores como la autenticidad o la honestidad, pero en su vida privada actuar de forma contraria.

“El ego desbordado es un mecanismo de defensa tan rígido que la persona no admite sus fragilidades”, señala Manuel Pérez. González añade que, en casos como la infidelidad, cuando alguien con un ego desmedido es expuesto, en lugar de asumir la responsabilidad, tenderá a justificarse o culpar a los demás. “Desenmascarar el ego de una persona es como arrancar una careta”, concluye.

Qué hay detrás de la máscara del ego: ¿hay lugar para la compasión hacia la persona que lo sufre?

Buenaventura del Charco resume muy bien la función del ego desmedido y lo interpreta como una defensa psicológica. Es importante recordar que todos los seres humanos usamos un escudo cuando algo nos duele por dentro o por fuera, y que un ego exagerado no es otra cosa que un muro contra el sufrimiento. “La persona necesita interpretarse a sí misma, sus vivencias y la realidad de una forma rígida para protegerse de enfoques que le dan miedo o le dejan en mal lugar. Trata de tener el control de las cosas y que se hagan a su manera para sobreprotegerse de sucesos que le dan miedo. Además, la búsqueda continua de reconocimiento y adulación responde a una baja autoestima y una necesidad narcisista neurótica con la que validarse”, cuenta Buenaventura para Vogue.

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