El olor de los libros es sutil y reconfortante al mismo tiempo: si para ti es el mejor aroma del mundo, aquí tienes las fragancias que recrean su fascinante aroma
La tendencia librariancore lleva ya un tiempo campando por la moda –como confirma el reciente look de Jenna Ortega con falda plisada y bolso en forma de libro (inspirado en el personaje de Lydia Deetz interpretado por Wynona Ryder en la primera Bitelchús)–, pero, en perfumería, es una veta relativamente nueva. Porque, si bien todo el mundo conoce el olor del papel, no es menos cierto que capturar sus notas y encerrarlas en un frasco no es tarea fácil. Este aroma, tan inconfundible como evanescente, le resulta tan irresistible a alguna personas que cuando abren un nuevo tomo no pueden evitar hundir la nariz en sus páginas.
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Capítulo aparte merecen las bibliotecas, sobre todo las antiguas, donde el olor a madera se funde con el del papel envejecido. La razón por la que nos atrae tanto este olor la explica el químico Andy Brunning en su blog Compound Interest. En él describe su particular mezcla, varios compuestos químicos volátiles, principalmente celulosa, lignina, vainillina, benzaldehído (parecido al olor a almendra) y etilhexanol (con aroma floral), que al degradarse liberan un olor muy característico, dulce y delicado.
El olor de los libros, sin embargo, está ligado al de la tinta, acre y picante, más fácil de percibir en las ediciones recién impresas, así como al de la cola utilizada para la encuadernación. Como siempre en perfumería, de la realidad nace la inspiración necesaria para crear composiciones que no se limitan a denotar el objeto y su aroma, sino a evocar también las sensaciones asociadas a la lectura. Por ejemplo, una tarde reconfortante de lectura bajo la lluvia; o la curiosidad que se siente al entrar en una librería, en busca de una nueva historia que nos apasione.
Por eso, si te encanta cómo huelen los libros, te enamorarás seguro de las fragancias que descubrimos a continuación.
Byredo, Bibliothèque
Inspirada en el aroma de una vieja biblioteca suspendida en el tiempo, esta fragancia mezcla notas de ciruela, canela, violeta, abedul y vainilla para recrear el olor de una habitación llena de antiguos legajos encuadernados en cuero y dispuestos en estanterías de madera oscura.
Diptyque, L’Eau Papier
Una hoja de papel en blanco que invita a la creación y se tiñe poco a poco de tinta, contada a través de maderas y almizcle que forman un núcleo suave y aéreo, mientras que el aroma del arroz al vapor y la mimosa simbolizan el impulso creativo.
Courrèges, Le Messager
La tinta azul de la correspondencia amorosa se convierte en el leitmotiv de esta fragancia que mezcla notas de bergamota, vainilla y absoluto de jazmín con un acorde de tinta.
Akro, Ink
Fresca y seductora, mezcla notas de tinta negra, vetiver, jazmín y abedul.
The Library of Fragrance, Paperback
Evoca el aroma que percibimos en nuestra biblioteca o librería favorita: dulce y delicado, mezcla la violeta con un acorde de papel envejecido.
Tom Ford, Black Lacquer
El acorde de tinta negra se mezcla con notas de olíbano y madera de ébano de Makassar que encierran matices cálidos y de cuero. El antiguo arte de lacar maderas preciosas inspira el elegante frasco.
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.it