El oro ha alcanzado un nuevo récord el lunes, impulsado por la desaceleración del mercado laboral en Estados Unidos publicado el pasado viernes y que ha aumentado las apuestas sobre los recortes de tipos de la Reserva Federal. El lingote sube cerca del 0,5% hasta superar los 3.615 dólares la onza (sobre los 3.080 euros), ligeramente por encima del récord anterior establecido el viernes pasado, cuando llegó a repuntar hasta un 1,5%.
El informe clave sobre la evolución del empleo estadounidense mostró una desaceleración en la contratación, mientras que el desempleo aumentó hasta el nivel más alto desde 2021. Esto llevó a los operadores de swaps a intensificar sus apuestas por recortes de tipos, y ahora descuentan casi tres bajadas para lo que queda de año.
ING ha señalado en su informe la debilidad del mercado laboral estadounidense: “En los últimos dos años y medio, casi el 90 % de todos los empleos creados provienen únicamente de tres sectores: el gobierno, la salud y educación privadas, y el ocio y la hostelería. Si se excluyen esos tres sectores, las nóminas han caído durante cuatro meses consecutivos”.
Para David Rees, director de economía global de Schroder, la desaceleración en la creación de empleos “allana el camino” para un recorte de los tipos de interés a finales de septiembre.
De cara a los próximos días, las renovadas expectativas de recortes afrontarán pruebas esta semana con las revisiones de referencia de los datos de empleo de EE UU el martes, y con los índices de precios de producción y de consumo el miércoles y jueves. Los inversores también vigilarán cómo absorbe el mercado las subastas de bonos del Tesoro a 3, 10 y 30 años.
El atractivo del oro tiende a incrementarse por el apoyo de la fuerte demanda de refugio en medio de la incertidumbre sobre el futuro del banco central estadounidense. Tanto el oro como la plata se han más que duplicado en los últimos tres años, con los crecientes riesgos en la geopolítica, la economía y el comercio global impulsando la demanda de refugio.
Una escalada en los ataques de Donald Trump contra la Fed ha incrementado la preocupación por su independencia. El presidente estadounidense ha prometido obtener una “mayoría, muy pronto” en el banco central y bajar los tipos. En agosto, pidió la dimisión de la gobernadora Lisa Cook, que ha recurrido a los tribunales.
En ese contexto, la Fed “deberá actuar con cautela”, afirma Rees, de Schroder, porque “la economía en general parece estar repuntando”, luego “es más probable que el doble estímulo monetario y fiscal tengan un mayor impacto en la inflación que en el crecimiento real del PIB el próximo año, y eso sin tener en cuenta las consecuencias inflacionistas de los aranceles”.
Goldman Sachs señaló la semana pasada que el oro podría repuntar hasta casi 5.000 dólares la onza si se viera dañada la independencia de la Fed y los inversores trasladaran tan solo el 1% de sus posiciones desde los bonos del Tesoro hacia el lingote.
Apostando por la crisis
El gobierno Trump también decidió el viernes eximir al oro, junto con algunos metales, de sus aranceles por país. La medida formaliza un plan para excluir las barras de oro de los aranceles, después de que una resolución reciente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense había indicado que el lingote estaría sujeto a impuestos de importación, lo que sorprendió a los operadores y generó confusión en el mercado.
Mientras tanto, datos publicados el fin de semana mostraron que el banco central de China aumentó sus reservas de oro en agosto por el décimo mes consecutivo, en un esfuerzo continuo por diversificar sus activos y alejarse del dólar estadounidense. Se compró casi dos toneladas y elevó sus reservas sobre las 74 toneladas, la mitad adquirida desde noviembre pasado, cuando volvió a buscar el metal en el mercado.