De todos los gestos (y lugares del cuerpo posibles) entre los que vestirlo, gana por encima de todo lucir el pañuelo a la cabeza. Alberta Ferretti opta por anudar una versión XL a la nuca, al igual que Staud, aunque su efecto es más satinado, frente a tejidos como la gasa que elige Conner Yves. Bajo la barbilla, al puro estilo ‘Babushka’, se ha visto en Private Policy y Tanner Fletcher, mientras que firmas como Sea proponen llevarlo por encima o por debajo de una gorra con visera. De todos modos, el truco de estilismo más reiterado es el mismo que lució Rosalía en el front-row de Calvin Klein (y en la propia colección de la firma): dejarse llevar por la nostalgia dosmilera y apostar por una versión pequeña atado detrás de la cabeza, como en la adolescencia. Así lo hemos visto en Skall Studio, Sandy Liang o Emilia Wickstead.
Esta también ha sido la opción más popular en el street style de la semana de la moda de Copenhague: un pañuelo pequeño, bien de raso o con motivos más tipo bandana, que ha acompañado a estilismos tan dispares como unos vaqueros y un chaleco blanco o un vestido de lentejuelas con deje grunge. El efecto resulta igual de favorecedor en las melenas más rizadas, cuyo volumen queda sostenido por uno de estos atemporales accesorios.