Cuando Ryan Murphy Productions publicó las primeras imágenes de American Love Story, la gente tenía su opinión. Esta nueva serie de antología cuenta la historia del romance entre John F. Kennedy Jr. y Carolyn Bessette Kennedy, y para muchos, las imágenes dejaron mucho que desear. En concreto, no convenció nada la transformación de la actriz Sarah Pidgeon en Carolyn, con su melena de un rubio casi como el de Gwen Stefani. Y aunque Internet criticó inmediatamente la transformación capilar de Pidgeon, yo quise ir directamente a la fuente para ver hasta qué punto estaba bien o mal: el colorista Brad Johns, que creó el rubio de Carolyn del que aún se hablaba en la década de 1990.
Cortesía de Ryan Murphy Productions
Evan Agostini
Johns era el colorista de la época por antonomasia. Entre sus clientas se encontraban Kate Moss, la artista Cindy Sherman, la alta sociedad neoyorquina y personalidades del mundo de la moda como, por supuesto, Jacqueline Bessette. En un reportaje del número de septiembre de 1996 del Vogue estadounidense, la por entonces editora de belleza Amy Astley llamó a Johns «Chico de oro, el padre fundador de las mechas… el rey del color». Al año siguiente, Johns abrió su salón homónimo en la Quinta Avenida, y sus ocho sillones siempre estaban ocupados. En un reportaje de tres páginas del número de septiembre de 1998 de Allure, la escritora Martha Barnette describía su característica técnica para las mechas, que se hizo popular cuando se las puso Christy Turlington. Básicamente, se trata de «agarrar mechones de pelo y darles luz», escribió Barnette.
Antes de que me pusiera en contacto con él, Johns no había visto las imágenes de American Love Story; de hecho, ni siquiera sabía que la serie estaba en marcha. Cuando aparecieron en su bandeja de entrada (le envié varias capturas de pantalla), su dictamen fue tajante: «Nadie se puede creer que Carolyn llevara ese color mío en los 90. Se nota que es de 2024». Después de eso, decidimos ponernos al teléfono y charlar largo y tendido sobre el color de pelo de Bessette, su relación y mucho más.
En primer lugar, le pedí a Johns que describiera el color exacto de Bessette, que, según él, «nos costó mucho conseguir». Su pelo era castaño claro, pero él la llevó a lo que describe como un tono «toffee». A partir de ahí, todo fue cuestión de su característica técnica para las mechas, llamada “chunking”: «Puse los mechones en tres láminas alrededor de la parte delantera de la cara y dos debajo para cuando llevara el pelo recogido». Estas mechas debajo del pelo fueron especialmente importantes para dar un toque natural en ocasiones como la boda de Bessette, en que llevaba el pelo en un moño.
