El peor día de la semana según la ciencia es este (y no es ni domingo, ni lunes)

¿Cuál es el peor día de la semana?

A primera vista, el domingo podría tener bastantes papeletas para ganar el dudoso honor de ser el peor día de la semana. No madrugas, sí, pero tampoco disfrutas del todo: una sombra llamada lunes se cierne sobre ti desde el desayuno, te persigue mientras te relajas en el sofá y, especialmente, cuando recuerdas que aún tienes que planchar la camisa del día siguiente. El domingo es, por establecer una analogía sencilla, como esas últimas horas de vacaciones en las que ya estás mentalmente en la oficina aunque físicamente sigas en chanclas.

Ahora bien, hay que ser justos: también tiene sus méritos. Puedes dormir hasta tarde, aún es legal procrastinar, y también es el día por excelencia de las comidas familiares o con amigos, con sobremesas eternas y siestas casi obligatorias. Puede que caiga hasta una peli por la tarde, de esas que tienen más minutos de anuncios que de metraje y en las que seguramente alguna chica rubia de Tennessee o Wisconsin encontrará el amor mientras ayuda a la beneficencia, prepara el baile de fin de curso de sus hijos y regenta una floristería monísima con alguna deuda pendiente. Ya se sabe, esas cosas solo pasan en domingo. Y, sí, también puede tocar limpieza general o maratón de lavadoras, pero algún día había que hacerlo.

Entonces, si el domingo no es el peor día… ¿Lo es el lunes?

Veamos: el lunes es lunes, primer punto en contra. Marca el inicio de la semana laboral, el despertador parece sonar todavía más estridentemente que de costumbre y, de repente, todos los compromisos pendientes que hasta entonces solo estaban en la ficción de tu agenda se convierten en un problema real. El café no da abasto, la rutina vuelve a hacer acto de presencia… No en vano el día más triste del año, a.k.a. blue monday, es un lunes. Pero —y aquí viene la sorpresa— los lunes tienen también su defensa: el efecto residual del fin de semana. Aún queda algo de energía, puede incluso que llegues al trabajo con cierta frescura, con la ilusión de empezar la semana con buen pie. Si nos paramos a pensarlo en frío, no están tan mal.

Si el domingo y el lunes no son los peores… ¿Entonces cuál? Fácil: el martes

La respuesta la encontramos en el estudio “LSE’s Mappiness Project may help us track the national mood: but how much should we consider happiness in deciding public policy”. Llevado a cabo por la Escuela de Economía de Londres, analizó el comportamiento de más de 22.000 personas durante meses mediante una app llamada ‘Mappiness’. Durante el estudio, los participantes recibían notificaciones diarias en sus iPhones preguntándoles cómo se sentían, con quién estaban y qué estaban haciendo en ese momento, información que se usó para construir un mapa emocional en tiempo real. El resultado fue esclarecedor: el martes es, oficialmente, el peor día de la semana. George MacKerron, investigador del proyecto, lo resumió así en una entrevista a The Daily Mail: “El lunes todavía se siente el eco del fin de semana. Pero el martes ya no queda ni rastro. Ya eres plenamente consciente de que estás atrapado en una semana de trabajo, y el próximo fin de semana está terriblemente lejos”. Y como guinda, otro hallazgo revelador: la hora más difícil para concentrarse sería a media mañana, después del almuerzo. Para los españoles sobre las 15:00h, después de comer.

Cómo sobrellevar un mal día (sea martes o no)

Por suerte, no todos los martes tienen por qué ser malos y, ni mucho menos, el peor día de nuestra semana si los sobrellevamos con filosofía. Porque, aunque todavía queden varias jornadas laborales hasta el próximo sábado, no por ello debemos desmotivarnos y dejar de disfrutar el momento presente. Ahí, según María Cordón, psicóloga sanitaria, está la clave: “Procrastinamos el placer en nuestra vida de lunes a viernes, como si este solo tuviese cabida los fines de semana. Existe un gran peligro en todo esto: tendemos a basar nuestro valor personal en lo que hacemos y producimos, y la sociedad nos impulsa cada vez más a alimentar esa idea”. Así que, ¿cómo no va a costar afrontar el martes cuando, como señala la experta, ya anticipamos mentalmente una lista interminable de tareas por hacer? La buena noticia, según la misma especialista, es que una vez que reconoces este patrón en tu rutina semanal, puedes empezar a tomar el control y cambiarlo.

Consejos prácticos para sobrellevar un mal día:

  • Libera una de tus tardes —por ejemplo, la del martes— e improvisa. “Pasea por calles nuevas, entra en una cafetería que llevas tiempo queriendo probar… Deja que el factor sorpresa tenga cabida en tu rutina y di sí a planes que no sueles introducir en tu día a día”.
  • Apunta planes apetecibles (sin tiempos, prisas o ritmos que alcanzar) en una lista y tira de ella cuando tengas un mal día, ya sea con alguien especial para ti o sola. “Puedes revisar también qué te puede ofrecer tu ciudad entre semana, seguro que las opciones te sorprenden”.
  • Plantéate qué normas rígidas te has impuesto sobre cómo tiene que ser tu día a día, y encárgate cada semana de flexibilizar una de ellas. “El capricho de una merienda dulce no tiene por qué ser cosa del domingo, por ejemplo. Concédetelo un martes”.
  • Entrena el aquí y ahora en actividades básicas. “Como encender una vela mientras te duchas y enfocar tu atención en el aroma o el parpadeo de la llama, tumbarte en la cama con alguna playlist que te resulte agradable y escuchar la letra de la canción, o dar un paseo consciente atendiendo a lo que sucede a tu alrededor”.



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Farándula y Moda

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