El perfume de la felicidad ahora huele a violeta
La vie est belle de Lancôme es uno de los perfumes más famosos del mundo y de la historia reciente de la perfumería. No lo decimos solo nosotros (que también) sino la apabullante conversación que genera en internet –mientras escribimos estas líneas atesora casi 67.000 reseñas en Google rozando las codiciadas cinco estrellas (el cielo en la red era eso)–. Y ránkings varios en los que siempre se cuela entre los perfumes más populares como el último elaborado por Idealo, donde se sitúa en el top 10 de las fragancias femeninas más populares en base a las búsquedas que genera en Google y los posts que atesora en redes sociales como Instagram y TikTok. Es un clásico de la cultura popular olfativa con marcado carácter nostálgico –¿quién no tiene en su familia una mujer que lo usa desde hace años?– que genera opiniones tan efusivas como la que me cuenta una amiga incondicional de este clásico. “Estoy súper enganchada. Cada vez que me pongo este perfume la gente me dice que identifica ese olor conmigo. Y dura todo el día“, afirma. Además, ha tenido la capacidad de ser apodado como ‘el perfume de la felicidad’ –sus campañas con Julia Roberts y su sonrisa han influido– haciendo realidad entre los mortales el objetivo que tenía la casa francesa cuando lo creó en 2012: dar una visión contemporánea de la felicidad y convertirse en icono de ello.
Un perfume que huele a golosina
Ahora la saga La vie est belle (es una de las fragancias más reinventadas con flankers varios) tiene nuevo miembro en formato elixir, confirmando la tendencia y el furor por esta declinación aromática mucho más intensa que está triunfando entre las generaciones más jóvenes, en parte por ese deseo de usar el perfume como signo de identidad. La teoría dice que es un floral amaderado gourmand gracias a la presencia de la hoja de violeta (otra de las notas del momento amadas por la Generación Z) y la manteca de cacao. “Detrás de esta fragancia hay un deseo de dulzura, de acariciar, para reinventar la sensualidad de la piel… a través de la adicción de una violeta amaderada sumergida en un irresistible licor de frambuesa y salpicada con chocolate amargo.”, señala Antoine Maisondieu, uno de sus creadores. Y la práctica confirma que es uno de esos perfumes glososos, envolventes y duraderos que quieres usar sin parar. “Huele a chuche”, dice mi marido cada vez que lo uso arguyendo una de las opiniones más sinceras al respecto.