El perfume dulce de vainilla que NO huele a perfume dulce de vainilla
Nunca me han gustado los perfumes que huelen a notas que se pueden encontrar en un cupcake. Diría, de hecho, que es uno de mis requisitos principales a la hora de escoger una fragancia: que su lista de ingredientes no coincida en ningún caso con mi lista de la compra. Esto es: no quiero coco, ni chocolate, tampoco fresas ni caramelo y, muchísimo menos, vainilla. Bien pues, desde que descubrí la fragancia a la que dedico este texto, este último componente se ha convertido en el protagonista de uno de mis perfumes favoritos. Precisamente porque no hablo de la típica vainilla a la que podríamos estar acostumbrados; esta es luminosa, es intensa y hasta podría decir que es sexy. Justo, el último adjetivo que esperaría escribir para definir un perfume dulce de vainilla.
“Cuido mucho la selección de una materia prima natural excepcional, y luego busco llevarla a lugares donde nunca ha estado antes”, nos contaba Aurélien Guichard, perfumista responsable de la fragancia que ahora nos atañe, Vanilla Powder, y fundador de la casa de perfumería de autor MATIERE PREMIERE. “En cambio, con Vanilla Powder tardé años en dar con la fórmula definitiva. Las primeras versiones eran más fieles al aroma puro del absoluto de vainilla: cálido, intenso, reconfortante. Aunque a mí me encantaba ese enfoque, quienes lo probaron decían que les recordaba a un postre. Y es que muchas personas siguen asociando el olor a vainilla con la comida. Por eso decidí tomar otro camino: aportar luz y verticalidad. El resultado es una vainilla sofisticada, moderna y sorprendente”.
Y vaya lo es. Porque lo que Guichard ha conseguido es, precisamente, borrar de la memoria colectiva ese imaginario edulcorado que ha rodeado a la vainilla durante décadas. Aquí no hay helados, ni flanes, ni mucho menos cupcakes. Hay, en cambio, un tratamiento casi arquitectónico de la materia prima lleno de capas, textura y profundidad. Algo que se sostiene en la propia estructura del absoluto de vainilla que utiliza, un extracto procedente de Madagascar que se convierte en la columna vertebral de la fragancia. “Cuando fundamos MATIERE PREMIERE en 2019, mis socios y yo detectamos que no existía ninguna fragancia realmente dedicada a revelar la textura y belleza de un único ingrediente natural central, que para mí representa lo mejor que la naturaleza puede ofrecernos. Sentí un fuerte deseo de destacar y rendir homenaje a una materia prima excepcional, mostrar su textura única y crear una huella emocional poderosa”, alegaba Aurélien.
Partiendo de esta premisa, el experto insiste en que “el abastecimiento es su primer acto creativo” y que todo parte de cómo se cultiven los ingredientes. En el caso de Vanilla Powder, el absoluto se obtiene de vainas de vainilla orgánica cultivadas en el noreste de Madagascar, dentro de un programa de comercio justo certificado como Fair for Life. Es un dato que podría parecer anecdótico, pero que tiene consecuencias directas tanto en el aroma como en la ética del perfume: “las flores se polinizan a mano, las vainas maduran durante nueve meses, y el secado dura otros ocho. Todo ese proceso define el carácter del ingrediente final”, explica. De hecho, en este perfume la vainilla se percibe más como una resina que como una nota golosa. Hay algo terroso, casi balsámico, que se mezcla con toques empolvados y maderosos dando como resultado una composición moderna y sensual que obsesiona, incluso, a los más firmes detractores de los perfumes dulces. Palabra de una de ellos.
Vanilla Powder Eau de Parfum 50 ml, de Matiere Premiere
