El sérum gallego para el pelo que vale para casi todo, incluido el encrespamiento
Lo reconozco. Soy una friqui del pelo: me obsesiona tenerlo sano y bonito y parafraseo con frecuencia (demasiada a veces) una frase de Kim Kardashian: “Ser rubia es un trabajo a tiempo completo”. También me gusta otra de Ivana Trump: “Un pelo espléndido es la mejor revancha”. Frases hiperbólicas aparte, la realidad es que tener el pelo bien es algo a lo que dedico bastante tiempo y mucho esfuerzo. Entiendo el boom de los moldeadores para el pelo de última generación que son verdaderas inversiones y el haber normalizado el hecho de ir a la peluquería y pagar casi sin mirar el ticket porque, si te gusta cómo te lo hacen, consideras que es dinero bien invertido. De hecho, según datos proporcionados por la división de productos profesionales de L’Oréal, el ticket medio en los salones españoles ha subido un 33% a raíz de la pandemia. Todo este contexto sobre la situación actual y mi historial capilar –en el cajón de mi baño hay casi más productos para el cabello que para la piel– es para introducir un sérum que está cambiando mi melena. Y teniendo en cuenta que lo pruebo casi todo, es mucho decir.
Con ingredientes naturales y sin siliconas
Nos referimos a Hair Serum de Bohêtique, una marca gallega creada por una estilista de moda, Estefanía Vázquez, que decidió emprender porque consideraba que le faltaba algo en el terreno capilar. El resultado es una marca minimalista que nace con un sérum bastante diferente al resto de productos del mercado, tanto por sus ingredientes como modo de aplicación. Está formulado sin siliconas ni parabenos, es blanco pero de textura súper ligera –lo que es un plus para melenas de pelo fino como la mía– y tiene ingredientes naturales como aceite de macadamia para hidratar y proteger; de chía para sellar la fibra capilar y de germen de trigo para suavizar y reducir el frizz.
Un modo de uso muy especial
Se puede usar en seco como producto de acabado, pero la manera que más me gusta es como tratamiento hidratante y reparador después del lavado solo con champú (no hace falta acondicionador). La clave es utilizarlo casi como un sérum para la cara, calentándolo previamente con las manos y dejándolo actuar unos minutos. De hecho, cumplo a rajatabla con el ritual que me aconsejó su creadora: salgo de la ducha, retiro la humedad con toalla, lo aplico en medios y puntas y lo dejo actuar unos minutos (mientras hago la rutina de skincare) antes de cepillar la melena. No es necesario nada más –el ritual es minimalista, como la marca– pero el resultado es maximalista, como a mí me gusta: melena hidratada, sana y sin rastro de encrespamiento. ¿Qué más puede pedir una adicta a los good hair days?