Hace cinco años, en un artículo para Vogue, la comisaria de arte y escritora Shonagh Marshall reflexionaba: ¿Ha llegado la hora de despedirnos para siempre del sujetador? Rendida al estilo de estar por casa de los confinamientos de 2020 que animó a muchas a ir sin sujetador, Marshall trazó la historia del sujetador, su relevancia social y su pendulante popularidad a lo largo de los años. Por supuesto, para muchas mujeres, los sujetadores ofrecen una comodidad y una sujeción que los hace esenciales en el día a día más allá de modas efímeras. Pero la cultura popular actual sugiere que, tras años de reinado del naked dress y otras prendas transparentes, llevar el sujetador como una declaración de moda se ha vuelto casi obligatorio. En 2025, el sujetador ya no solo es ropa interior.
La inimitable Michaela Coel exhibió un look con sujetador a la vista fácil de conseguir en el número de septiembre de Vogue UK, a base de superposiciones de lencería de las marcas londinenses Fruity Booty y Dora Larsen, bajo una chaqueta cocoon de crepé de Sarah Burton para Givenchy. Dos números antes, Dua Lipa aparecía en la portada de julio con un bullet bra de satén en tono colorete de Miu Miu, extraído de la colección de otoño-invierno 2025/26 de Miuccia Prada –puesto a prueba también por Julia Hobbs, redactora senior de moda de esta cabecera, que asistió como invitada al programa de radio británico Women’s Hour para hablar del auge del sujetador torpedo.
En junio, Addison Rae se subió al escenario del londinense The Box con un conjunto de lencería Molly amarillo de Agent Provocateur y tacones de aguja de Louboutin, aderezado de vez en cuando con una boa de plumas. El mismo mes, Charli xcx conjuró a las multitudes en el Other Stage de Glastonbury con un top sujetador personalizado de McQueen, contorsionándose mientras el público –que siguió el dress code Brat a rajatabla, gafas de sol incluidas– hacía resonar sus baladas en todo el recinto de Worthy Farm. Tyla, Doechii y Sabrina Carpenter también han hecho de los sujetadores un elemento básico de sus respectivos vestuarios escénicos.
Los sujetadores llevan décadas uniformando a las estrellas femeninas de la música, que, como señaló Julia en Women’s Hour, «utilizan la lencería para demostrar su fuerza, no para provocar deseo». Y no se trata solo del popularizar el sujetador como prenda externa, sino de la manera en que se lleva. Enseñarlo denota una clara actitud de “a quién le importa”. Emma Spedding, redactora colaboradora, comprobó su omnipresencia en el público de Glastonbury, e igual se ha notado en las olas de calor en toda Europa, donde nos ha costado mucho menos quitarnos la camiseta.
¿De dónde nace esta nueva mentalidad? «Creo que cada vez la gente se siente cada vez más cómoda consigo misma y hay un cambio positivo en la forma de percibir el propio cuerpo. Es un rollo ‘me da igual, es mi cuerpo y me pongo lo que me da la gana’ que me encanta», dice Sarah Shotton, directora creativa de Agent Provocateur, especialista en lencería. «La lencería que eliges también puede expresar tu verdadero ser y el estilo que te gusta».