Bautizado en China como “el rey de las tormentas”, el supertifón Ragasa ha azotado este miércoles con fuerza Hong Kong y la costa sur del gigante asiático, tras dejar a su paso al menos 17 muertos en Taiwán. Los fallecidos se suman a los 3 que ya causó el lunes en el norte de Filipinas, además de un saldo de decenas de heridos e innumerables destrozos.
En la provincia meridional china de Guangdong (o Cantón), las ciudades de Guangzhou y Shenzhen se han blindado a la espera del impacto de los vientos huracanados y las lluvias torrenciales del ciclón más potente del mundo en lo que va de 2025. El supertifón ha golpeado la costa china desde las 17.00 horas (las 11 horas en la España peninsular), con vientos registrados de hasta 200 kilómetros por hora. Hasta el momento, no se han detectado incidentes reseñables. Al final de la tarde, las ciudades arracimadas en torno al Delta del Río de la Perla ya habían comenzado a levantar algunas restricciones y a rebajar los niveles de alerta.
Según una cuenta de redes sociales gestionada por la Administración Meteorológica de China, las imágenes satelitales sugerían que la tormenta se estaba debilitando el miércoles por la tarde y que podría pasar de ser un “supertifón” a un “tifón fuerte”, según recoge el diario hongkonés South China Morning Post.
Hong Kong recibió el impacto a primera hora del miércoles, después de una noche de calles desiertas, a la expectativa, bajo lluvias y vientos cada vez más intensos, mientras el ojo de la tormenta iba aproximándose.
El moderno centro financiero, con 7,5 millones de habitantes y un perfil de torres de vidrio y acero, amaneció bajo el nivel de alerta 10, el máximo, decretado por el servicio meteorológico hongkonés. La ciudad se paralizó mientras el supertifón Ragasa pasaba a tan solo 100 kilómetros al sur de la antigua colonia británica.
Un vecino hongkonés contactado por EL PAÍS asegura que en torno a las 2.00 de la madrugada sintió que el suelo se movía, y hacía tanto viento que temía que sus ventanas fueran a caerse. Ya por la tarde de este miércoles, llegaba el momento del balance: las autoridades han informado de 101 heridos, 22 casos de inundaciones y casi 500 avisos de árboles caídos. A las 13.20 horas (las 6.20 horas en la España peninsular) el observatorio ya había rebajado la alerta al nivel 8.
Las inclemencias han generado numerosas alteraciones en Hong Kong. Desde el martes las autoridades habían decretado la suspensión de todas las clases; se cancelaron 600 vuelos y se ha limitado el transporte de mercancías al mínimo. Además de los chubascos, las costas han sido golpeadas por grandes olas.
En Taiwán, donde el supertifón arreció el martes por la mañana sin que las autoridades informaran de incidentes reseñables, la tragedia llegó por la tarde, con la inundación de pueblos y aldeas tras el desbordamiento de un lago en las montañas, afectado por corrimientos de tierras.
Una repentina avalancha de agua sorprendió a los vecinos de varias localidades del condado de Hualien, una zona poco poblada en el este de la isla, y causó ―al menos― 17 muertos, 17 desaparecidos y 32 heridos. Muchos de ellos eran personas mayores que quedaron atrapadas en la planta baja de sus casas, según ha informado la agencia CNA en la mañana del miércoles.
Entre tanto, en la costa sur de la China continental aguardaban desde por la mañana el impacto del 18º tifón del año: el mayor de todos ellos. En Shenzhen, una urbe ultratecnológica en la provincia de Cantón, ubicada a unos 30 kilómetros de Hong Kong, se ordenó el martes la evacuación preventiva de 400.000 personas en áreas de riesgo. También se detuvo el tráfico ferroviario y aéreo, además de suspender las clases.
Shenzhen ha llegado a registrar vientos de unos 200 kilómetros por hora, pero a medida que la tormenta se desplazaba hacia el oeste a lo largo de la provincia durante la jornada, estos se redujeron a unos 145 kilómetros por hora cuando el ciclón tocó tierra cerca de la ciudad de Yangjiang.
Guangzhou, la capital de la provincia, había decretado también lo que en China denominan las “cinco suspensiones”: la clausura y cierre de clases, trabajo, producción, transporte y operaciones comerciales en toda la ciudad, una medida especialmente drástica teniendo en cuenta que se trata de uno de los principales polos manufactureros del país. La ciudad alberga decenas de miles de talleres textiles, de donde sale la producción para marcas como Shein.
Las autoridades de esta gigantesca provincia de 126 millones de habitantes elevaron el martes al nivel más alto la respuesta de emergencia frente a Ragasa. También emitieron una orden de movilización urgente tras advertir de que podrían recibir el golpe de vientos sostenidos de 200 kilómetros por hora y rachas de hasta 260, además de lluvias torrenciales, con acumulados superiores a 300 litros por metro cuadrado en algunas zonas. En total, más de un millón de personas han sido evacuadas, según los medios estatales.
El supertifón ha dejado imágenes de calles azotadas por potentes ráfagas de viento y agua, pero a última hora del miércoles el ciclón perdía fuerza sin que hubiera que lamentar, hasta ese momento, ninguna víctima.
Los tifones son fenómenos habituales en esta zona en verano y otoño, cuando las aguas cálidas en las zonas tropicales del Pacífico ayudan a la formación de ciclones que, en ocasiones, azotan las costas habitadas, provocando, además de muertes, daños materiales, disrupciones de la vida cotidiana y parones en las actividades económicas.