Si usted se encontrara con la etiqueta de una prenda con la serie de números ‘26 1 18 1’, ¿la identificaría como un producto de Zara? El Tribunal Supremo dice que podría hacerlo “fácilmente”.
El Alto Tribunal ha dado la razón a Inditex en un litigio de dos años con la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), que en 2023 le denegó la solicitud de registro de la marca ‘26 1 18 1’ para nueve clases distintas de producto, decisión que después fue ratificada por la Audiencia Provincial de Madrid. Aun así, la marca ha estado en funcionamiento como parte de la oferta de ropa deportiva que Zara comercializa a través su colección Athleticz.
El gigante textil gallego llevó el caso hasta el Tribunal Supremo, a través de un recurso de casación admitido parcialmente, que ha acabado dándole la razón frente al criterio de las instancias anteriores. De esta forma, la sentencia fechada el 24 de septiembre obliga a la OEPM, como dice su sentencia, a la inscripción de la marca inicialmente denegada.
El núcleo de la discrepancia era el significado de dicha serie de números. Sobre todo, si este resulta lo suficientemente distintivo como para elevarlo a rango de marca registrada. Las cifras ‘26 1 18 1’ se corresponden, según Inditex, a cada una de las letras que componen la palabra Zara, según su orden en el alfabeto anglosajón. El grupo gallego defendía que ese signo “tenía carácter distintivo, intrínseco”, y que además, lo había “adquirido de manera sobrevenida”, al llevar tiempo en el mercado.
“Desde luego, las cifras pueden constituir una marca. El problema es la concreta combinación de números que integran el signo que se pretende registrar”, decía en su sentencia la Audiencia Provincial de Madrid. “El público relevante no será capaz, a la vista del signo, de identificar las distintas cifras con la posición que ocupan en el alfabeto anglosajón las letras que integran la palabra Zara (…). Por el contrario, se percibirá como una combinación aleatoria de cifras casi imposible de recordar por el público pertinente”, decía la misma, que confirmó la decisión inicial de la OEPM.
La sentencia del Tribunal Supremo, sin embargo, no comparte esa apreciación. Esta acepta dos de los tres argumentos defendidos por Inditex. El primero defiende el hecho de que una combinación numérica pueda ser considerada una marca distintiva, algo que permite el ordenamiento legal español. El Supremo defiende que la Audiencia Provincial, “implícitamente, se ha guiado por un criterio restringido de distintividad de las marcas numéricas que va más allá de lo previsto en la legislación comunitaria y nacional”.
La sentencia, a continuación, comparte el argumento de Inditex de que esa serie de números, 26 1 18 1, evocan en el consumidor la palabra Zara. “Como quiera que resulta notorio que la marca Zara tiene gran significación dentro del grupo de empresas solicitante, no puede descartarse en absoluto que un consumidor medio identifique fácilmente los productos marcados con el signo numérico con su origen empresarial”.
Incluso, también rechaza el argumento de la Audiencia Provincial de que al consumidor le puede resultar “casi imposible” retener en su memoria el orden de los números. El Supremo dice que eso no puede afirmarse “concluyentemente”, ya que, aunque en la marca solicitada 26 1 18 1 aparecen seis cifras, en realidad son cuatro números “y uno de ellos se repite”; y porque “la percepción no será solamente visual, sino también la propia de la pronunciación o percepción auditiva de los números”, continúa la resolución. “Precisamente por ello, en contra de lo afirmado por la resolución recurrida, la posible alteración del orden de los números no resta distintividad, porque siempre permanecería la diferencia fonética”.
Con estos argumentos, los cinco jueces que firman la sentencia fallan a favor de Inditex.