Equipos diversos: el triunfo de las empresas que mezclan generaciones
Nuestro país presenta una pirámide de población regresiva, un hecho que, tal y como estima la OCDE, provocará que en 2025 haya una persona de 65 años o más por cada dos de 20 a 64. A pesar de esto, actualmente en un mismo espacio profesional se pueden encontrar cuatro generaciones diferentes: baby boomers (1946-1964), generación X (1965-1980), millennials (1981-1996) y Z (1997-2012). Una horquilla que puede llegar a separar hasta con 45 años a dos trabajadores de un mismo equipo. Evidentemente el escenario de ambos será muy diferente, pero la experiencia demuestra que, en la mayoría de los casos, las necesidades y las motivaciones son las mismas. Además, para que un equipo sea realmente rico, harán falta diferentes visiones, orígenes y perspectivas.
Y es que los equipos diversos crean espacios en los que se mezcla el conocimiento acumulado con la energía, creatividad e innovación. Es decir, en este tipo de entornos se dará un mayor intercambio de conocimientos que conduzcan a una mejor resolución de problemas y toma de decisiones. “Creo que la variedad da más riqueza ya que, cuando tienes distintos puntos de vista en el día a día, tienes una mejor perspectiva”, defiende Amaia Rodríguez, CEO y cofundadora de Gravity Wave, y finalista en la categoría Scale Up de la III edición de los Women Startup Awards. Por tanto, mezclar generaciones, tanto a nivel cultural como profesional, beneficiará mucho a una empresa.
Aunque en muchos casos cuando generalizamos, estereotipamos. Es lógico considerar que las personas con mayor experiencia aportarán más contactos, mayor conocimiento y que, al haber cometido errores en el pasado, compartirán información para que al resto no le ocurra lo mismo, “y eso genera seguridad en el entorno laboral”, explica Amaia. Por otro lado, la experta cree que las personas más junior destacan por las ganas de comerse el mundo y por la idea de que todo es posible; una actitud que generará un entorno de mayor innovación, disrupción, agilidad y flexibilidad. “Las dos combinadas me parecen invencibles”, afirma.
Pero ¿hay algún aspecto que una a todas las generaciones? Rodríguez considera como rasgo atemporal el compromiso y, amplía, “precisamente lo que busco de cualquier persona que quiera trabajar conmigo es la curiosidad, la ambición, la resiliencia y el compromiso, y ninguna de estas tiene que ver con la generación. Y es que, aunque se dice que los jóvenes no tenemos tanta lealtad a las empresas, cuando las personas tienen un propósito en el que creen, da igual la edad que tengan”.
En la organización y la formación está la clave
Marcar valores, establecer una forma de colaborar, fomentar el trabajo en equipo o impulsar la horizontalidad para que se trabaje por proyectos y no tanto por departamentos con responsables de área, son algunos de los aspectos fundamentales para crear una buena cultura de empresa. Sobre esto, Amaia reflexiona: “Creo que los conflictos los marcan la cultura y los líderes de las empresas, y no tanto la mezcla de generaciones. Es verdad que nos han enseñado que las personas que más tiempo llevan tienen que coger puestos de más responsabilidad y choca ver equipos con jóvenes liderando a personas que les doblan la edad, pero si se trabaja desde el respeto y las decisiones se toman por el bien del proyecto y no por interés individual, se pueden evitar muchos conflictos innecesarios”.