Las actrices Emma Suárez y Natalia de Molina posan juntas al comienzo del rodaje de ‘Desmontando un elefante’, la película en la que son madre e hija.Cortesía de Arcadia Motion Pictures
Para ello, ambas actrices han trabajado una relación dentro y fuera de la pantalla. “Es una historia de amor también, jugamos con las emociones, que son de verdad. Interpretas un personaje pero has sentido dentro de ti, has trabajado con sentimientos, y eso nos une para siempre”, dice Suárez. “Para mí, mirarme en los ojos de Natalia, que ella se convierta en el espejo, me daba mucha calma. Natalia es muy especial, es una actriz muy pura, muy sensible, delicada y fuerte al mismo tiempo. Es curioso porque nos hemos relacionado partiendo de los personajes y no tanto por lo que somos nosotras. Seguramente no nos conocemos tanto, pero nos conocemos hondamente, y eso se expande. Es también un lugar muy puro, muy sincero.”
Suárez espera que Desmontando un elefante se convierta en un lugar de encuentro para personas que estén en proceso de enfrentarse a su adicción, y de sus círculos personales. Algo que les permita, tal vez, sentirse menos solos. Si algo ha querido hacer traslucir al otro lado de la pantalla sobre el personaje de Marga, es la soledad que habita. “Esa incapacidad de expresar lo que está viviendo y sufriendo, de comunicarlo y expresarse. Sin embargo, es alguien que aparentemente tiene todos los elementos: una vida estructurada, de clase alta, una carrera como arquitecta de éxito, una familia… La película trata de transmitir que a veces nada de esto es suficiente para estar bien con uno mismo, para quererse. Marga es una mujer que no se quiere, que no se gusta, no confía en sí misma”.