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Han pasado tres años desde la última película de Carla Simón, una ‘Alcarràs’ que se llevó el Oso de Oro en Berlín (un galardón que llevaba treinta años sin caer en España), pero no ha decepcionado con ‘Romería’, una auténtica maravilla que evoluciona su filmografía y narra, de manera sutil pero firme e imaginativa, la historia de una joven que debe destapar su pasado para conseguir una beca, dañando así a toda su familia, que prefiere mantener el secreto y la vergüenza.
Para entender más sobre unas actuaciones tan naturalistas como trabajadas he hablado con Llúcia García y Mitch, los dos protagonistas de la cinta, con los que ha dado tiempo de charlar sobre punk, Cannes, exigencias y redes sociales. Si les volveremos a ver en una pantalla, es algo que ni siquiera ellos han decidido.
El cine (quizá) no es para mí
Randy Meeks (Espinof): Este es vuestro debut en el largo y ha sido por todo lo alto, es un papel tan goloso que la mitad de la profesión mataría por él. ¿Cómo os sentisteis cuando lo conseguisteis?
Mitch: Pues muy agradecido, la verdad.
Llúcia García: Yo es que como no habría matado por esto porque no me esperaba tampoco dedicarme al cine… Nunca lo he visto como algo de decir «Vamos, lo he conseguido»: realmente hay un vínculo con los personajes, con Carla y con el equipo. Entonces estoy más agradecida de haber trabajado de esta forma que de haber llegado a hacerlo.
RM: Dices que no esperabas conseguirlo, ¿cómo surgió entonces que acabases en este papel?
LG: En mi caso me pillaron en un street casting, todo ha sido muy nuevo para mí. Ahora estoy decidiendo si quiero dedicarme a esto o no, pero justo por eso creo que desde el principio lo he mirado mucho desde la relación personal con Carla y desde el entender su historia y la de esos jóvenes de los 80, entendiendo la responsabilidad de explicar eso, más que pensando «Hostia, tío, lo va a ver mucha gente».
RM: Hay un momento en la peli que a mí me vuelve loco, que es el momento en el que tu personaje acepta y después reniega del sobre que le han dado, en el que creo que tú le das consigues dar matices perfectos al personaje, casi como aceptando un soborno al principio y luego avergonzada de sus actos. ¿Cuál fue tu preparación a la hora de de preparar esas escenas?
LG: Yo creo que en esta concretamente, bueno, y en todas, tenía que conocer el momento de Marina, saber lo que le han contado hasta ese momento. En ese momento acaba de escuchar que a la madre también le hicieron un poco lo mismo, le dieron dinero para que se fuera. Es ir pillando el enfado mezclado con la incomprensión porque cada uno le cuenta lo que quiere.
Lo que me ha servido en general para toda la película es tener claros los pensamientos de Marina. Como íbamos repasando, hicimos muchos ensayos y los últimos ya fueron cronológicos para acordarnos de cada punto del personaje en cada escena. Entonces es eso, leer el guion antes y pensar, «Vale, está aquí, recuerda esto». Estaba todo el rato «Piensa en eso, piensa en eso, piensa en eso, estabas enfadada porque son unos pijos, porque no sé qué, porque no sé cuántos». Entonces ya estaba en el sitio emocional donde está Marina.
De Carla a Cannes
RM: Habéis pasado los dos por Cannes. Es un estreno por todo lo alto, y aunque aunque no sepáis si os queréis dedicar a eso, ¿cómo os sentisteis en esta maraña de medios, proyecciones y conocer gente? Sobre todo teniendo en cuenta que es vuestra primera vez en un festival de este calibre.
M: Yo creo que el agobio vino semanas antes de ir a Cannes, porque nos dimos cuenta de a dónde estábamos yendo. pero ya allí fue todo superfamiliar. Estábamos todo el equipo de nuevo y al final lo de las fotos, esa exposición… O lidias con ello y decides pasártelo bien, o puede ser lo peor del mundo. Yo creo que en nuestro caso fue bastante guay, nos lo pasamos genial. Fue una buena oportunidad de conocer lo que es eso y de conocer a mucha peña. Fue muy especial porque estamos ahí todos, que es lo más guay.
LG: Es que yo creo que estuvo bien que fuera tan exagerado, era el sitio en el que estar, el festival más importante. Es decir, fue todo tan demasiado que estábamos tranquilos, porque nos lo tomábamos un poco a coña. Ves tanto pijerío, era todo tan exagerado que solo podías estar contenta de ver al equipo, estar juntos y hablar de la peli. Al ser la primera vez que hablábamos de ella pues hacía ilusión recordar esas cosas.


RM: Se intuye, pero, ¿cómo es Carla como directora? ¿Es muy exigente o o deja a los actores una libertad que luego permea en la película?
M: Hay exigencia, lógicamente y menos mal, pero también te da esa libertad y es lo bueno: te da libertad con con unas directrices muy claras. Ella sabe perfectamente lo que quiere, pero te da la oportunidad de que juegues sobre ello. Es muy exigente porque constantemente estás probando cosas, en cada toma estás viendo algo diferente del personaje.
Y eso puede abrumar y saturar mucho, pero al mismo tiempo te da la oportunidad de poder sacar más cosas porque de repente te dice, «Venga, olvídate de absolutamente todo. Vamos a empezar desde cero» y es muy bonito como reto interpretativo.
LG: Es que es justo como la combinación de exigencia y libertad. A través de esta libertad consigue justo lo que quiere, y pone la exigencia a nivel de tiempo, de ensayos, de probar muchas tomas (muchísimas), pero como tuvimos tanto tiempo de ensayos y de acomodarnos en los personajes fue mucho más fácil tomarnos bien esta exigencia.
La exigencia también la pone el rodaje en sí, porque hay unas escenas que hacer en un día, no podemos hacer horas extras. Yo creo que si fuera por Carla nos daría muchísima más libertad y muchísimo más tiempo para relajarnos, pero hasta que no consigue lo que quiere no paras. Eso es así.
La generación del punk
RM: Hago una pregunta a todo el mundo que entrevisto, que siempre me apasiona porque cada persona dice una cosa distinta: cuando se estrene la película, ¿vais a leer las redes sociales, solamente las críticas profesionales, absolutamente nada, simplemente Letterboxd? ¿Cuál es vuestra relación respecto a a la opinión del público?
M: Que lo disfruten. A mí sinceramente… Ahora te puedo decir que no voy a mirar nada y sería una mentira porque al final vas a acabar viendo todo, es la realidad. Yo creo que lo importante es que te dé exactamente igual lo que opine la peña. De todas maneras, creo que es una película preciosa y que a la gente le va a gustar mucho.
Y hay un trabajo muy bonito que se se demuestra en toda ella. Hay una historia muy fuerte y un mensaje muy guay, que creo que es muy importante tanto para la gente que ha vivido esa España como para la gente de nuestra generación que no ha conocido ese mundo.
LG: Sí, yo no lo había pensado, la verdad, pero creo que me va a poder la curiosidad y voy a terminar buscando cosas, pero tampoco siento mucha presión. Yo creo que lo que hay que tener muy claro, y ambos lo tenemos, es que lo importante es haber contado bien esa historia y que Carla esté contenta. Además, como en mi caso, que no me dedico a esto en principio, pues…
Yo que sé, Carla sabrá mejor lo que he hecho y si lo he hecho bien que yo misma. También va bien para no juzgarse saber que hay personas a quienes les remueve de verdad y quienes saben del tema, que son las que tienen que juzgarlo, y de momento todo son críticas positivas, así que perfecto.
RM: Mitch, has dicho que que precisamente hay una generación que no conoce esto, lo que pasó. ¿Vosotros os documentasteis al respecto o ya lo conocíais?
M: Yo, en mi caso, sí que lo conocía. Como he dicho en anteriores entrevistas, siempre me ha interesado mucho todo ese mundo. No sé por qué, de alguna manera hubo una conexión muy desde crío, quizá desde cuando patinaba o por la música, los cómics, ese cine que se hacía… Es que la música te lleva a entender absolutamente esas inquietudes que tenía esa generación, o sea, todos los mensajes de cualquier canción de punk, que es lo que a mí me interesa, ya los conocía.


Y cuando hablamos de la droga, he tenido la suerte de poder hablar con supervivientes de La Movida y con gente que sigue consumiendo, y poder meterme todo esto en la cabeza y bajo mi propia piel a la hora de interpretar.
LG: Yo creo que en general a todos nos llama bastante la atención ese momento de los jóvenes de los 80 después de tanta represión, la explosión de libertad. Sobre todo es eso lo que me llama la atención, la forma tan tranquila… Bueno, a lo mejor tranquila no es la mejor palabra, ¿no? [Risas] También tenían muchas ganas de descubrir cosas, pero sin pensar en el futuro.
Creo que el marco mental de esa época tiene mucho sentido que nos llame la atención a todos, pero a la hora de conocer con más profundidad todo el mundo de la heroína, y lo que lo rodea, como el sida, sí que Carla nos dio muchos referentes, como películas o libros, que nos ayudaron a meternos más ahí y entenderlo mejor.
RM: Bueno, chicos, pues ya estaría. Muchísimas gracias por la peli, que me encantó, y Llúcia, ojalá te dediques a esto porque tienes madera.
LG: Muchas gracias.
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