Pero Perelada va más allá del vino. El Wine Spa, con tratamientos a base de posos de vino tinto, se convierte en un oasis de desconexión y bienestar. Y para los amantes del golf, el campo integrado en el paisaje permite recorrer el Empordà desde una perspectiva diferente, combinando técnica, silencio y naturaleza.
Perfecto para quienes quieren saborear el vino y disfrutar del golf, el spa y a la gastronomía de autor.
Cava Mastinell (Vilafranca del Penedès, Barcelona)
A menos de una hora de Barcelona, entre colinas y viñedos, Cava & Hotel Mastinell se alza como un homenaje contemporáneo al mundo del vino. Su arquitectura, inspirada en botellas apiladas y coronada con un tejado de trencadís que evoca a Gaudí, anticipa una experiencia donde el diseño, el vino y la naturaleza se encuentran.
La propuesta enoturística comienza con visitas a la cava para descubrir los secretos de sus espumas, con opciones que incluyen catas premium acompañadas de jamón ibérico y quesos locales. Para los espíritus aventureros, el viaje continúa a caballo entre viñedos o desde el cielo, en un globo que revela la geometría del paisaje del Penedès.
La gastronomía se vive en En Rima, un restaurante que celebra el producto de km 0 y la filosofía slow food. Platos mediterráneos, frescos y creativos se maridan con la amplia gama de cavas y vinos de la casa, ofreciendo una experiencia honesta y sofisticada.
Mastinell propone también experiencias lifestyle únicas: yoga al amanecer entre viñas, brunchs relajados, packs románticos con masajes y menús especiales para quienes quieren saborear cada instante.
Las habitaciones, con vistas abiertas al viñedo, invitan a contemplar el ritmo pausado de la tierra. Una escapada ideal para los que buscan conectar con el vino y la naturaleza sin renunciar al arte y la arquitectura. En Mastinell, cada copa es un brindis a la creatividad y al placer consciente.
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Hacienda Zorita (Valverdón, Salamanca)
A orillas del río Tormes y envuelta en una atmósfera casi monástica, Hacienda Zorita ofrece una experiencia de enoturismo donde la historia y el vino se dan la mano. Este antiguo monasterio dominico del siglo XIV fue refugio de Cristóbal Colón antes de emprender su gran viaje, y hoy se reinventa como un santuario de los amantes del vino.