¿Es el adiós de Maria Grazia Chiuri a Dior una (triste) profecía autocumplida?

Con la salida de Donatella Versace de la dirección creativa de la firma que lleva su apellido, el mundo vio cómo las cúpulas creativas del made in Italy se quedaban sin mujeres al sucederse el inevitable relevo generacional. El panorama no era más alentador en la otra capital de la moda europea: poco menos de un año antes, Virginie Viard se despedía de Chanel. Había estado tres décadas en la casa francesa a la sombra de Karl Lagerfeld y, tras su muerte, el último lustro, al frente del diseño. Esta misma mañana se ha confirmado una noticia que, de un tiempo a esta parte, se daba prácticamente por hecho: Jonathan Anderson acaba de ser nombrado director artístico de la línea femenina de Dior (en abril ya fue nombrado de la masculina). La salida de Maria Grazia Chiuri, anunciada a finales de la semana pasada, se producía después de nueve años al mando de las colecciones femeninas de la firma. Al eliminar el factor sorpresa, se ha dado mayor espacio a reacciones que podrían desvelar un patrón acerca de cómo la industria del vestir trata a sus diseñadoras.

El caso de Chiuri es similar al de Viard: ambas han hecho un trabajo impecable en términos de gestión. Y en un contexto especialmente inestable: la pandemia, los conflictos bélicos, la crisis de suministros y su impacto en el mercado del lujo. Con todo ello, Dior cuadruplicó su facturación durante la dirección de la italiana; por su parte, Chanel alcanzó ingresos récord bajo la batuta de la francesa, que tenía el difícil encargo de mantener la relevancia de la firma tras el fallecimiento de Lagerfeld, cuya personalidad iconoclasta se consideraba angular en su estrategia.

En materia de relevancia cultural –eso que tanto interesa a la moda–, Dior estrechó lazos con artistas femeninas –Judy Chicago, Faith Ringgold, Mickalene Thomas…–, que en muchos casos intervinieron las puestas en escena de sus desfiles, aportando a la recuperación de una genealogía de la mujer en el arte. Chanel, por su parte, lanzó unos encuentros literarios liderados por Charlotte Casiraghi por donde han pasado escritoras como Leïla Slimani, Siri Hustvedt y Vanessa Springora, que en su obra han abordado cuestiones como la autonomía femenina, la violencia sexual, el racismo estructural o la decolonialidad.

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Farándula y Moda

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