Cuando corrí mi primer maratón en 2010 (a mucha honra), me sorprendió lo que me pusieron en la mano al cruzar la línea de meta. No, no era una medalla para reconocer mi lento pero constante esfuerzo por aguantar 42,164 kilómetros de carrera, sino un vaso de leche con chocolate. A mi alrededor, otros maratonianos estaban bebiendo, así que, confundida pero también hambriento y sediento, me uní a ellos.
«El trago de leche con chocolate después de correr se ha vuelto tradición porque hay ciencia detrás que lo avala», asegura la entrenadora de running Alysha Flynn. «La leche con chocolate tiene la proporción ideal de tres a uno entre hidratos de carbono y proteínas, de modo que ayuda a reponer las reservas de glucógeno y a reparar los músculos después de una carrera larga o una sesión de mucho esfuerzo. También contiene electrolitos como el potasio y el sodio, que ayudan a rehidratar el cuerpo, además de calcio y vitamina D, que favorecen la salud ósea, algo especialmente importante para las corredoras». El mejor momento para beberlo es una hora después de un duro entrenamiento.
Así que en un mundo en el que todos estamos obsesionados con las proteínas, resulta que en vez recurrir a lo último en polvos de alta tecnología y duplicar la ingesta de carne de vacuno después de entrenar, quizá la forma más eficaz de recuperarse sea tirar de nostalgia infantil. «A diferencia de muchas bebidas energéticas, la leche con chocolate es una proteína completa, con los nueve aminoácidos esenciales, algunos de los cuales el cuerpo no puede producir por sí mismo», dice Flynn. «No solo es práctica, sino sorprendentemente asequible y respaldada por la ciencia. Y a muchos corredores les encanta su sabor, lo que facilita su ingesta».
Pero ¿qué hay de la leche de vaca normal y corriente? «Nutricionalmente, la leche con chocolate es leche normal con cacao y edulcorantes añadidos», dice Ayla Barmmer, nutricionista y fundadora de FullWell. «Los beneficios básicos son los mismos, por lo que sigues obteniendo proteínas, calcio, hidratos de carbono y algunos electrolitos como el potasio, que están presentes de forma natural en la leche. Además, el cacao aporta un pequeño plus. El chocolate negro contiene flavonoides, un antioxidante que puede favorecer la producción de óxido nítrico. Este ayuda a relajar los vasos sanguíneos y mejorar el flujo de oxígeno a los músculos». Y es una oda a lo sencillo: según la nutricionista, es posible replicar este perfil nutricional combinando otras fuentes de proteínas y carbohidratos, aunque no siempre incluyen chocolate, lo que quizá las hace menos atractivas. “La leche normal puede funcionar igual de bien si se combina con un carbohidrato, como un plátano o una tostada con mantequilla de frutos secos. No necesitas necesariamente el azúcar añadido de la leche con chocolate, pero su practicidad la vuelve especialmente tentadora«.