El último informe anual de la OTAN, publicado este jueves, confirma que el gasto en defensa de España ha alcanzado un hito que hace solo un año ni siquiera formaba parte de la conversación nacional. Según el cálculo de la Alianza, España ya destina este año a defensa el 2% de su PIB, y ha alcanzado así el compromiso sellado en la cumbre de Gales de 2014. Los 31 socios (Islandia no entra en el recuento) cumplen ya ese hito, conocido dos meses después de que la OTAN aprobase en La Haya la mayor subida de gasto militar de su historia: los aliados establecieron un objetivo del 5% del PIB para 2035. Los datos conocidos ayer refuerzan, sin embargo, la idea de que el acuerdo de La Haya fue más una manera de aplacar temporalmente a Donald Trump regalándole un titular que un verdadero compromiso: 24 países están por debajo del 3% y solo dos (Lituania y Polonia, que tienen frontera con Rusia) alrededor del 4%.
España sigue en el furgón de cola con otros seis Estados, pero se debe reconocer el importante esfuerzo realizado. Como anunció Sánchez en abril, se ha adelantado cuatro años la fecha fijada por el Gobierno para alcanzar el 2%. Ha sido preciso destinar este ejercicio 10.471 millones más a defensa, hasta los 33.123 millones. Cuando Sánchez llegó a La Moncloa en 2018, el gasto militar suponía el 0,92% del PIB y no había aumentado en cuatro años. El empeño ha sido aún mayor en términos absolutos, ya que el crecimiento económico diluye el peso de esas partidas respecto al PIB.
El Gobierno puede presumir, como hizo este jueves, de ser un socio fiable de la OTAN a pesar de no secundar el fetichismo del 5% en La Haya, lo cual cuestiona de nuevo la decisión de señalarse como excepción (Sánchez sí suscribió la declaración final). Las dificultades vienen de que el Ejecutivo sigue solo en una cuestión trascendental, sin apoyos para sacar adelante en el Congreso una votación sobre este aumento, ni declarativa, ni mucho menos sustanciosa. Todo este esfuerzo se ha hecho sin Presupuestos, y por tanto sin debate y sin la debida rendición de cuentas al Congreso. Igual de grave que no poder contar con sus socios de mayoría es no poder contar con el PP, que está de acuerdo con el fondo del asunto, pero se niega a posicionarse.
A corto plazo, el Gobierno debe garantizar que el 2,1% del PIB —el acuerdo de Sánchez con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte— basta para cumplir los compromisos que le exige la Alianza. El sitio para hacerlo es el Congreso. Y abordar así de una vez con claridad, tanto ante los ciudadanos como con sus socios políticos, que el contexto mundial hace indispensable gastar más en defensa, hacerlo sin poner en riesgo el Estado de bienestar y aprovechar la oportunidad industrial y de modernización de un cambio de época como este.