Esta novia compró un vestido de seda de los años 40 en Etsy para celebrar su boda en el campo en Bilbao

La novia de hoy se llama Arantza y se dedica al sector nupcial, concretamente a la fotografía de bodas. Conoció a Ezequiel, argentino de nacimiento, hace 12 años en una fiesta. Desde entonces han sido insperables. En 2023, durante un viaje a Oporto que realizaron para celebrar su aniversario, Ezequiel le pidió matrimonio mientras daban un paseo por el Puente Don Luis I. “Después fuimos a cenar a un sitio riquísimo y llamamos a nuestras familias para contárselo”, cuenta la novia.

Pasado un año, celebraron su boda el pasado 19 de julio de 2024 en un enlace que tuvo lugar íntegramente en el Jardín de Barretaguren. “Lo que más nos gustó de la boda fue que la disfrutamos de verdad, sin protocolos ni compromisos. Hicimos lo que tuvimos ganas todo el día. Bailamos, comimos, reímos, fue increíble. Vino gente desde Argentina, fue un fin de semana entero de celebraciones. La preboda fue en el puerto viejo de Algorta, Getxo, y fue de las cosas que más disfrutamos del fin de semana. El domingo mi hermano se llevó a los hermanos y primos de Eze a hacer surf”, cuenta Arantza.

La idea de la pareja era que fuese una boda relajada, sencilla y alegre. “Queríamos un asado en el campo un día de verano con nuestra gente más allegada”, comentan. “Eze siempre había dicho que si alguna vez nos casábamos teníamos que hacer un asado, que es lo que más ilusión le haría. Yo no sabia cómo podríamos hacer eso, hasta que conocí a Rafa, de El Yugo, cuando cubrí las fotos de su propia boda. Llegué a casa después de la boda y le dije a Eze: lo tenemos, si algún día nos casamos ya se quién nos hará el asado. Meses después llamé a Rafa para confirmarlo. Fue un acierto total y un planazo”, explica la novia sobre el catering de la boda.

Ezequiel y Arantza cuidaron hasta el más mínimo detalle en la decoración de su boda. “Teníamos muchas ganas de dedicarle tiempo a la decoración. Fuimos comprando jarrones antiguos en nuestros viajes antes de la boda y en el rastro para que todos fueran distintos en la decoración de las mesas y que, junto a las flores, pareciera pensado en el momento. Además, los invitados podían llevarse a casa los jarrones que con tanto cariño elegimos, con las flores de la boda, cuando terminó”, nos cuentan.

Los dos vestidos de la novia son muy fieles a su estilo

En el día de su boda, Arantza tenía claro que quería llevar una pieza vintage. “En mi día a día consumo mucha moda de segunda mano y pensé que para un día tan importante quería hacer lo mismo, algo que creo que me caracteriza”, justifica la novia. “Encontré un vestido de seda de los años 40 por Etsy, en una tienda de Londres que se llama Heavenly Vintage Brides”, añade. Cuando el vestido llegó a su casa, era exactamente de su talla. El siguiente paso fue llevárselo a Castellar Granados, que se lo adaptó y actualizó, además de hacerle una capa y un coletero con parte de la cola.

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Farándula y Moda

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